La agencia espacial CONAE ante el cambio de gobierno en Argentina. Continuidad en captaciones en banda L, proyecto ISCUL, compra de imágenes de alta resolución y nuevos horizontes entre los temas abordados
En la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) se dice que su génesis estuvo marcada por un pecado original, y que el estado de culpa perdura desde entonces. La creación de la agencia espacial de la Argentina fue impulsada por el desmantelamiento del proyecto Cóndor-2 de la Fuerza Aérea a principios de la década de los años noventa. El desarrollo de este misil de alcance intermedio, vinculado con Egipto e Irak, no fue compatible con la relación, que en su momento describió el entonces Canciller Guido Di Tella como de “relaciones carnales”, con los Estados Unidos.
Pero además de estar atravesada la creación de CONAE en el año 1991 por una etapa de acercamiento con Estados Unidos, liberalización de la economía y retroceso del Estado, que desembocó finalmente en una de las más graves crisis económica y social de la Argentina en el año 2001, la actividad inicial de la CONAE estuvo vinculada a los intereses y preocupaciones de la NASA. La agencia norteamericana, como parte del acuerdo para desmantelar el proyecto misilístico de la Fuerza Aérea, acompañó y dio soporte a la CONAE en sus primeros pasos. Por supuesto la NASA participó en las primeras misiones de CONAE, e incluso llevaron adelante de forma conjunta la compleja misión para medición de salinidad del mar SAC-D/Aquarius lanzada en el año 2011. Es interesante notar que todas las misiones de CONAE fueron lanzadas hasta el momento desde los Estados Unidos.
El punto es que la NASA de los años 90 no es la misma NASA de la actualidad. La urgencia de entonces por observar la Tierra en profundidad desde el Espacio ante la amenaza del Calentamiento Global y el consecuente Cambio Climático no es la misma. Actualmente existen ya numerosos y precisos satélites de las principales potencias espaciales realizando esta tarea y, aunque la preocupación persiste, las prioridades fueron mutando. Colonizar Marte, pasando primero por la Luna, mejorar las comunicaciones, desarrollar capacidades industriales, promover las aplicaciones comerciales de observación de la Tierra y la navegación satelital son algunas de las tantas líneas que desvelan a las principales agencias mundiales. Sin embargo, la actividad de la CONAE parece haber quedado atrapada en la observación de la Tierra con fines científicos. Que la única misión con presupuesto real y fecha probable de lanzamiento, luego de la puesta en órbita de SAOCOM-1B, sea SABIA Mar-1 para estudios costeros, es un ejemplo de los dicho.
Tras el lanzamiento en 2011 del proyecto conjunto con la NASA SAC-D/Aquarius, CONAE orientó sus principales esfuerzos a dos complejos y ambiciosos proyectos: el par de satélites SAR en banda L SAOCOM y el acceso al Espacio autónomo con el vehículo orbital para cargas útiles livianas Tronador-II. Estos dos proyectos se habían iniciado a fines de la década de los 90 y avanzaban lentamente aunque permitiendo el desarrollo de importantes capacidades tanto en la propia CONAE como en INVAP, VENG y un conjunto de empresas y organismos del sistema científico tecnológico. Recién cuando la agencia espacial pasó del ámbito de la Cancillería Argentina al Ministerio de Planificación Federal, Servicios e Inversión Pública a cargo del Arquitecto Julio de Vido, estos dos proyectos obtuvieron fondos suficientes para poder realizar avances significativos.
En diciembre de 2015 asumió el gobierno nacional Mauricio Macri y desde entonces los presupuestos de la CONAE se redujeron año tras año, pasando de alrededor de 200 millones de dólares proyectados para 2016 a algo menos de 50 millones en 2019. Ante esta situación la prioridad de la agencia estuvo en la finalización de los dos satélites SAOCOM, afectando el avance de SARE, Tronador-2 y SABIA-Mar, que recientemente retomó impulso. La merma constante en las partidas presupuestarias, junto a la enorme devaluación y consecuente pérdida de poder adquisitivo de insumos en dólares, afectaron todo el sistema científico tecnológico argentino en los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri. Esto también impactó en el conjunto de empresas que crecieron y se desarrollaron a la sombra de los proyectos de CONAE en los últimos quince años, quienes debieron virar su actividad a otras industrias, reducir personal, buscar proyectos en el exterior o directamente cerrar sus puertas (STI)
Plan Espacial Nacional
La actividad de la CONAE se rige por el Plan Espacial Nacional (PEN), un plan estratégico que busca ser una política de estado de prioridad nacional. La primera versión del Plan Espacial abarcó el período 1995-2006, y se realizaron dos revisiones posteriores: Plan 1997-2008 y Plan 2004-2015, este último con una actualización en el año 2010. Los planes de la CONAE fueron en todos los casos aprobados por decreto.
Desde el año 2016 la agencia argentina se desenvuelve sin un plan apropiadamente aprobado. CONAE desarrolló un nuevo documento que estuvo a la firma de Mauricio Macri, pero el plan no obtuvo la aprobación del presidente. Actualmente se encuentra vigente una versión preliminar del “Plan Espacial Nacional 2016-2027” aprobada por el propio Directorio de CONAE. Esta es una situación de debilidad institucional sin precedentes.
En septiembre de 2019 el Diputado Nacional Rodrigo Rodríguez (Frente para la Victoria-PJ) presentó un proyecto de Ley para que el Plan Espacial de la CONAE se aprobado por el Congreso Nacional. El proyecto, entre otros puntos, reduce el horizonte del plan a cinco años y establece una presentación anual de avance y cumplimiento acoplada a la obtención, también anual, de presupuesto para la agencia.
Continuidad en la banda L
SAOCOM es uno de los mayores hitos tecnológicos de la historia argentina. Disponer de las capacidades para desarrollar una misión completa de Radar de Apertura Sintética (SAR), destaca a la Argentina no solo en la región sino también en el mundo entero. Al igual que con los satélites geoestacionarios de comunicaciones, Argentina integra un reducido grupo de países que dominan esta tecnología. INVAP, constructor de los satélites de CONAE y ARSAT, tiene la capacidad de disputar mercados a los líderes de la industria, aunque hasta el momento no logró ser adjudicada en ninguna misión espacial fuera de la Argentina
Uno de los principales escollos que surgen en el desarrollo de las capacidades de fabricación de satélites nacionales es la continuidad. SAC-C, satélite multi-misión, llevó a bordo interesantes sensores ópticos (MMRS y HRTC), pero su capacidad de captación se truncó al finalizar la misión. SAC-D/Aquarius, además del instrumento de NASA para medición de la salinidad de los océanos llevó un radiómetro, una cámara térmica y hasta un sistema de recolección de datos, pero tampoco hubo continuidad.
Actualmente la CONAE observa el mundo con un SAR en banda L que despierta el interés de actores públicos y privados en el país y en el exterior. Sin embargo, luego de los 5 años de vida útil estimada que potencialmente operen SAOCOM-1A, lanzado en 2018 y SAOCOM-1B, programado para principios de 2020, no parece haber posibilidad de evitar la discontinuidad en las captaciones.
La agencia no tiene planificadas misiones similares de remplazo para los primeros dos SAOCOM. Una nueva misión de tres toneladas y cientos de millones de dólares de inversión no resulta viable para los cada vez más ajustados presupuestos. La alternativa de CONAE pasaría por desarrollar un SAR distribuido con satélites pequeños que, en conjunto, operen como uno solo. Sin embargo, esta tecnología no está aún desarrollada y no sería posible disponer de esta capacidad para el año 2023.
Por otro lado, en la industria están surgiendo múltiples emprendimientos para desplegar capacidades SAR en el Espacio con satélites de bajo peso y costo. Capella Space (Estados Unidos) e ICEYE (Finlandia), ya lanzaron a la órbita terrestre satélites de apenas unas decenas de kilogramos, con un costo de apenas unas decenas de millones de dólares, que pueden generar imágenes SAR en banda X de menos de un metro de resolución. Synspective, Umbra Lab son otros proyectos comerciales en curso que proponen transformar la tecnología SAR.
Una de las alternativas que podría disponer CONAE es la asociación con otras agencias espaciales que también tienen planificados satélites de observación SAR en banda L como Japón y la Unión europea. De esta forma, además de reducir costos, podría también apalancarse la inserción de las capacidades industriales nacionales con otras potencias del sector.
Acceso al Espacio
VENG fue fundada en el año 1998 estimándose inicialmente una inversión necesaria de USD300 millones para desarrollar capacidades autónomas de orbitar cargas útiles livianas. La primera fecha planificada para el proyecto ISCUL (Inyector Satelital de Cargas Útiles Livianas), que comprende el desarrollo de los vehículos Tronador II y Tronador III, con capacidad de lanzar a órbita LEO hasta 250 kg y 1.000 kg de carga útil respectivamente, fue el año 2003.
La empresa, controlada por CONAE, avanzó en el desarrollo de vehículos experimentales VEx y se inició la construcción en el año 2013 del Centro Espacial Manuel Belgrano (CEMB) y, en el año 2014, el Centro Espacial Punta Indio (CEPI), ubicado en la localidad de Pipinas, provincia de Buenos Aires.
Tras un conjunto de pruebas exitosas y parcialmente exitosas de los vehículos VEx, VEx-5A fue lanzado el 20 de abril de 2017 sin poder cumplir completamente la misión. A partir de entonces la actividad del proyecto ISCUL se estancó. En el presupuesto 2020 CONAE tiene USD8,7 millones asignado, monto que según Pablo Cavataio, no es suficiente para completar el desarrollo del vehículo en el corto plazo.
La actividad de VENG, donde actualmente trabajan más de 450 personas, se fue orientando durante el mandato de Mauricio Macri a brindar servicios variados a la CONAE. VENG tiene actualmente a su cargo la venta de las imágenes obtenidas por las misiones SAOCOM, una tarea diametralmente opuesta al objetivo inicial de la compañía, lejos de las prioridades que debe asumir un Estado Nacional.
Otro de los proyectos de Ley presentados por el Diputado Rodríguez en 2019 busca establecer un plazo máximo para el desarrollo de capacidades autónomas de acceso al Espacio para VENG. El proyecto establece que en el año 2021 debe estar disponible Tronador-II y en 2023 Tronador-III. Además, de aprobarse la norma, VENG deberá elevar al Congreso Nacional un plan con un horizonte de 5 años para el desarrollo de su actividad.
Imágenes Polémicas
CONAE abrió en junio de este año un concurso público internacional para la contratación de un servicio de provisión de imágenes satelitales ópticas de alta resolución espacial. La agencia actualmente solo opera la misión SAOCOM-1A y no dispone de capacidades propias de observación de la Tierra ópticas. Para proporcionar imágenes a otras dependencias de la Administración Nacional, CONAE tuvo durante varios años un contrato con Airbus para disponer de imágenes de los satélites franceses SPOT.
Esta contratación a pesar de tener una magnitud sin precedentes para la agencia, no fue públicamente anunciada. Según una nota publicada en Página12 el 14 de octubre, esta contratación fue impulsada por el Secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva Lino Barañao y tenía como principal destinatario a Satellogic. La nota señala que el proceso de compra tenía un conjunto de requerimientos a medida de la empresa, aunque no fue la única en presentarse.
El 15 de noviembre, tras las elecciones donde fue derrotado el actual Presidente Mauricio Macri, el proceso de compra fue suspendido por la CONAE. La Gerencia de Relaciones Institucionales, quien impulsó la compra meses atrás, señaló que tomaba esta determinación para “propender a un mejor aprovechamiento de los datos y productos requeridos, así como también poder perfeccionar los perfilamientos técnicos del servicio a ser solicitado”.
La información espacial que requiere la Argentina y la forma en que la CONAE debe proporcionarla, mediante misiones propias o de terceros, debe estar establecido en Políticas de Estado estables, con el nivel de autorización correspondiente. Comprometer al menos el 10% del presupuesto anual de la CONAE durante 8 años en una contratación que incluso no está contemplada en el presupuesto elevado al Congreso Nacional para 2020 por el Ministerio de Hacienda es, al menos, imprudente. Por otro lado, que CONAE no utilice imágenes de Satellogic, único operador regional de observación de la Tierra privado con satélites propios, que emplea a alrededor de 100 personas en el país, es una paradoja.
Una Nueva Esperanza
La proclamación de la fórmula Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner al frente del gobierno nacional para el período 2019-2023 seguramente traiga un nuevo impulso y renovación a la CONAE. Fue justamente durante el segundo mandato (2011-2015) de Cristina Fernández de Kirchner que se impulsó fuertemente SAOCOM y el proyecto ISCUL.
Aunque la Argentina puede enfrentar restricciones presupuestarias, principalmente por la sideral deuda externa contraída en durante los cuatro años de Macri, el futuro gobierno cuenta con numerosos referentes destacados en ciencia y tecnología y dio múltiples muestras de que será un sector prioritario.
CONAE debe asimilar y acompañar las nuevas y vertiginosas tendencias de la industria espacial. Está demostrado que no hay limitación en desarrollar las tecnologías más complejas, aunque es preciso actualizar prioridades, establecer objetivos de corto, mediano y largo plazo y dar continuidad a las líneas de actividad.
También es imperioso consolidar la actividad espacial como política de estado elevando el Plan Espacial Nacional al Congreso de la Nación y determinar con precisión los plazos y la inversión necesaria de cada proyecto.
Impulsar proyectos satelitales académicos, fomentar el desarrollo de aplicaciones de observación de la Tierra y GNSS, acoplarse a Artemisa y otros proyectos de exploración del Universo, desarrollar capacidades de observación ópticas de media y alta resolución, avanzar en satélites meteorológicos geoestacionarios son algunas de las posibles nuevas líneas de acción para una CONAE renovada. Retomar el proyecto ISCUL y evitar o minimizar la discontinuidad en las captaciones SAR en banda L serán temas urgentes para la nueva etapa.
Las alternativas para retomar el desarrollo espacial son múltiples y dependerán de diversos factores. Sin embargo, lo más importante es volver a generar el entusiasmo que proyectos como SAC-D, SAOCOM o ISCUL despiertan en toda la sociedad. Para esto, es preciso consolidar los planes con leyes y consensos, asegurar el financiamiento y ajustar metas y cronogramas.
Guillermo Rus