Se cumplen tres años del lanzamiento del satélite de comunicaciones geoestacionario ARSAT-2 en 2015 y de la presentación del Plan Satelital Geoestacionario 2015-2035. Sin novedades por ARSAT-3 tras el fallido intento de privatización
El lanzamiento de ARSAT-2 el 30 de septiembre de 2015, mediante un vehículo Ariane-5 de Arianespace, significó el cumplimiento de la ley 26.092 de creación del operador satelital estatal argentino ARSAT, sancionada en el año 2006. ARSAT se constituyó tras el fracaso de Nahuelsat, de capital privado, que puso en riesgo las dos posiciones orbitales asignadas a la Argentina por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) al no lanzar los satélites para ocuparlas.
ARSAT 1 y 2 fueron fabricados por INVAP con la participación de empresas nacionales Pyme, Universidades y Centros de Investigación. La puesta en órbita exitosa y la operación de estos dos satélites posicionaron a la Argentina en un reducido grupo de países con la capacidad de diseñar y fabricar satélites geoestacionarios de comunicaciones.
Tras el despegue del ARSAT-2, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la presentación en el Congreso de la Nación de un proyecto de ley para aprobar el plan de ARSAT para los próximos 20 años. Este ambicioso plan, aprobado unos meses después como ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, tiene como objetivo principal dar continuidad y potenciar las capacidades argentinas en materia de diseño y construcción de satélites de comunicaciones sobre el crecimiento de la operación comercial de servicios de ARSAT.
El Plan Satelitail Geoestacionario Argentino establece el crecimiento de la flota de ARSAT de dos a seis satélites, la búsqueda de la exportación de dos plataformas, la mejora en el rendimiento de los satélites a partir de la incorporación de propulsión eléctrica y el incremento en el componente nacional. Además, el plan establece que el financiamiento para los satélites de ARSAT tiene que provenir de los propios ingresos por los servicios que brinda la empresa y crédito del sistema financiero, sin recurrir a fondos del Tesoro Nacional. ARSAT-3, primera misión del plan, planificada originalmente para ser puesta en órbita en 2019, contempla incursionar en Banda Ka para brindar principalmente servicios de banda ancha satelital
Lanzamiento y presentación del proyecto de ley
Freno, privatización e incertidumbre
Tras el cambio de gobierno en diciembre de 2015 con la asunción como presidente de Mauricio Macri con la alianza Cambiemos, la política de desarrollo satelital tuvo un fuerte viraje en la Argentina.
La ley de Desarrollo de la Industria Satelital fue completamente ignorada, apenas mencionada y sus objetivos abandonados. ARSAT-3 fue inicialmente suspendido de forma indeterminada con argumentos de revisión del diseño y del plan de negocios de la empresa. En junio de 2016 se conoció que la consultora internacional McKinsey había sido contratada por la empresa para analizar su actividad y establecer nuevos lineamientos en la política pública. El valor del asesoramiento rondó el millón de dólares con un cronograma de dieciséis semanas de trabajo.
En paralelo, el mercado nacional de capacidad satelital se vió sacudido por la autorización de numerosos satélites extranjeros. La regulación actual, plasmada en el Reglamento de Gestión y Servicios Satelitales aprobado mediante la Resolución 3609 del año 1999, contempla la autorización solo en los casos donde haya acuerdos de reciprocidad con la bandera de los países que buscan ofrecer servicios sobre la Argentina. Sin embargo, hasta la fecha se autorizaron 23 satélites, muchos de los cuales pertenecen a Brasil, México, España y Países Bajos, países donde ARSAT no puede ofrecer servicios (España y Países Bajos) o, peor aún, donde tiene la capacidad pero no fue habilitada (México y Brasil) en clara oposición al sentido de la “reciprocidad”.
ARSAT-1 reemplazó al satélite AMC-6 que ARSAT alquilaba al operador SES en la posición de 72° Oeste y dio continuidad en los servicios a los clientes que la empresa ya tenía. ARSAT-2, por otro lado, se ubicó en la posición de 81° Oeste que no estaba siendo explotada comercialmente. A pesar de esto, el segundo satélite inició su operación con tres clientes que ocupaban el 30% de la capacidad: Claro, Red Intercable Satelital, que da servicio a Cablevisión, y Telefónica de Argentina. Además, ARSAT-2 dispone de haces regionales en Sudamérica y en América del Norte en Banda Ku y un haz continental en banda C. Durante la gestión de la Alianza Cambiemos al frente de la empresa se incorporó al ARSAT-2 la señal Torneos y Competencias, se continuó e incrementó la capacidad destinada a conectividad de escuelas rurales y se alcanzó un acuerdo por casi la totalidad restante de capacidad en Banda Ku sobre el haz del norte. Este acuerdo, anunciado con escasos detalles, se obtuvo por un corto plazo y a precios muy bajos, por lo cual su conveniencia fue cuestionada.
La suspensión de ARSAT-3 en particular y del Plan aprobado por la ley 27.208, sumado a los recortes presupuestarios sistemáticos en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), impactaron fuertemente en el segmento espacial de la actividad de INVAP. Además, la empresa de tecnología de la provincia de Río Negro se vio afectada por la demora excesiva en los pagos por el avance en los proyectos del Estado Nacional, que concentra alrededor del 80 de la facturación de la empresa, impactando en los costos financieros. Incluso el propio presidente Mauricio Macri declaró en julio de 2018 que “no está la plata” en relación a los fondos necesario para afrontar las obligaciones del Estado Nacional con INVAP por los contratos vigentes.
En julio de 2017 se conoció, tras un informe del programa periodístico El Destape, que ARSAT había firmado un acuerdo preliminar con el operador norteamericano Hughes para conformar una nueva empresa que se encargaría de construir y operar ARSAT-3 en algunas de las posiciones asignadas o por asignar a la Argentina o. La nueva compañía, a la cual se denominó de forma genérica NEWCO, iba a estar integrada en un 51% por Hughes y un 49%, o menos, por ARSAT, abriendo la posibilidad de nuevos asociados. ARSAT fue creada por ley en el año 2006 y su plan actualmente vigente se encuentra también aprobado por una ley nacional. Además, el artículo 8 de la ley 27.208 dice:
Establécese que el capital social de AR-SAT estará representado en un cincuenta y uno por ciento (51%) por acciones Clase ‘A’, encontrándose prohibida su transferencia y/o cualquier otro acto o acción que limite, altere, suprima o modifique su destino, titularidad, dominio o naturaleza, o sus frutos o el destino de estos últimos, sin previa autorización expresa del Honorable Congreso de la Nación.
El Artículo 10 de la misma ley dice:
Cualquier acto o acción que limite, altere, suprima o modifique el destino, disponibilidad, titularidad, dominio o naturaleza de los recursos esenciales y de los recursos asociados de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y de las Telecomunicaciones, definidos en la ley 27.078 ‘Argentina Digital’, que pertenezcan o sean asignados a AR-SAT, requerirá autorización expresa del Honorable Congreso de la Nación.
Tal vez buscando una maniobra para evitar pasar por el Congreso de la Nación, el acuerdo preliminar con Hughes es inviable sin la autorización del poder legislativo. Más allá de las interpretaciones de los dos artículos de la ley 27.208, la asociación con una empresa extranjera, proveedora del Departamento de de Defensa de los Estados Unidos, para diseñar y fabricar la ampliación de la flota satelital, política de estado sustentada en dos leyes nacionales, no puede estar a la sola firma del directorio de ARSAT. Desde que estalló la polémica, hace más de un año, por el intento de privatización de ARSAT-3, no se conocieron novedades en relación a los desarrollos satelitales de ARSAT.
Actualmente Argentina está enfrentando una grave crisis económica y social. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con exigentes restricciones presupuestarias y condicionamientos en la política económica, vuelve a sumergir al país en la agobiante presión del pago de deuda externa, padecimiento erradicado en la década pasada. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e innovación Productiva fue degradado a Secretaría con importantes reducciones en el presupuesto para el año 2019, todo un símbolo de las prioridades para el último año del gobierno de la alianza Cambiemos.
En ARSAT fue nombrado Eduardo Atilio Hurtado como presidente tras la salida de Rodrigo de Loredo en febrero de 2018. No se conoce hasta el momento ninguna declaración pública del nuevo titular de la empresa, y menos aún sobre el plan satelital y su devenir.
Tres años de parálisis en los proyectos espaciales de ARSAT están generando un fuerte impacto en las posibilidades de la Argentina para posicionarse en el mundo con servicios satelitales y diseño y fabricación de satélites. Nuevos y potentes satélites de alto rendimiento (HTS, por las siglas en inglés) se están lanzado o serán lanzados en los próximos años con capacidad de brindar banda ancha satelital en Argentina y la región. La era de las constelaciones se encuentra cada vez más cerca: Telesat LEO, One Web, Starlink estarán operativas a principios de la próxima década. En relación a la construcción de satélites geoestacionarios, la plataforma ARSAT-3K sobre la cual INVAP integró a ARSAT-1 y 2, que en su momento fue similar a SmallGEO de la alemana OHB financiada por la Agencia Espacial Europea (ESA), va perdiendo terreno a medida que pasa el tiempo.
En un nuevo aniversario del lanzamiento de ARSAT-2, vuelve a quedar en evidencia que el desarrollo en sectores de alta tecnología como el espacial depende completamente del modelo político que se aplique. Esto es aún más relevante cuando se busca desarrollar capacidades que confrontan contra los intereses de las potencias regionales, o al menos capacidades que no están interesadas que se se perfeccionen en su área de influencia.