El rover Perseverance de la NASA explora una nueva región de interés, denominada «Krokodillen», que podría contener algunas de las rocas más antiguas de Marte. Esta zona marca un límite importante entre las rocas más antiguas del borde del cráter Jezero y las de las llanuras más allá del cráter.
Krokodillen es una meseta de unas 30 hectáreas de afloramientos rocosos ubicada ladera abajo, al oeste y al sur de Witch Hazel Hill.
«Los últimos cinco meses han sido un torbellino geológico», afirmó Ken Farley, científico adjunto del proyecto Perseverance de Caltech en Pasadena.
Farley aseguró: «A pesar del éxito de nuestra exploración de Witch Hazel Hill, nuestra investigación de Krokodillen promete ser igual de convincente».
«Si encontramos una posible biofirma aquí, lo más probable es que sea de una época completamente diferente y mucho más temprana de la evolución marciana que la que encontramos el año pasado en el cráter de las ‘Cataratas Cheyava’», planteó Farley, refiriéndose a una roca muestreada en julio de 2024 con firmas químicas y estructuras que podrían haber sido formadas por vida hace mucho tiempo.
Por su parte, Katie Stack Morgan, científica interina del proyecto en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, defendió esta medida: «Llevamos más de cuatro años explorando Marte, y cada tubo de muestra lleno que llevamos a bordo tiene una historia única y fascinante que contar. Quedan siete tubos vacíos y mucho camino por recorrer, así que por ahora dejaremos algunos tubos sin sellar, incluido el que contiene el núcleo de Bell Island’».
Las rocas Krokodillen se formaron antes de la creación del cráter Jezero, durante el período geológico más temprano de Marte, el Noé, y se encuentran entre las rocas más antiguas de Marte.
Actualmente, el Perseverance, que el pasado 9 de mayo alcanzó los 1.500 días de actividad en la superficie marciana, se encuentra analizando un afloramiento rocoso de Krokodillen llamado «Copper Cove», donde se cree que podrían hallarse rocas del período Noeico.
Los datos recopilados por los orbitadores marcianos de la NASA establecen que los bordes exteriores de Krokodillen también podrían contener zonas ricas en olivino y carbonato.