Regulaciones y Políticas

La comercialización de los servicios de ARSAT y el intento de privatización

En relación al acuerdo entre el operador satelital estatal y Hughes, el presidente argentino Mauricio Macri se refirió a supuestos problemas en la comercialización de los servicios de ARSAT. Análisis y desmentida de las afirmaciones del mandatario.

Por Guillermo Rus*

La carta de intención que firmaron el operador satelital estatal argentino ARSAT y el Hughes Network Systems LLC en junio de este año y que fue dada a conocer en el Programa Economía Política que se emite por la señal de noticias C5N generó gran polémica y controversia.

La incorporación de capital privado extranjero, la mayoría del paquete accionario en manos de Hughes, la sesión gratuita de una posición orbital geoestacionaria, la prórroga de jurisdicción en Washington y la exclusividad de Hughes como proveedor de tecnología de Tierra fueron algunos de los puntos más cuestionados. Sin embargo, lo que despertó mayores críticas, y fue el principal motivo de las demandas penales a las autoridades argentinas, es el incumplimiento de la Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, tanto en la alteración del Plan aprobado por esa norma donde ARSAT-3 es su primer hito, como en la violación del Artículo 10 el cual establece que un acuerdo como este debe pasar por el Congreso de la Nación Argentina.

Esta nota no analizará el acuerdo en sí, sino las justificaciones y motivos que diera el propio Presidente de la Nación Mauricio Macri sobre este acuerdo en una entrevista realizada por Radio 6 de Bariloche.

A quienes tuvimos la responsabilidad y el honor de haber participado en una etapa del desarrollo de ARSAT -viendo despegar los dos satélites junto a los ingenieros y técnicos que los diseñaron y desarrollaron y participando en la elaboración del Plan más ambicioso de la región en materia satelital-, escuchar al presidente de la Nación desprestigiar públicamente la empresa que realizó uno de los mayores logros tecnológicos del país, nos genera una profunda indignación y la necesidad de realizar las aclaraciones correspondientes.

ARSAT a diciembre de 2015

ARSAT, creada por Ley (26.092) en el año 2006, fue concebida para proteger y explotar las dos Posiciones Orbitales Geoestacionarias (POG) asignadas a la Argentina ante la falta de inversión y fracaso comercial de Nahuelsat.

El estatuto de la empresa, incluido en la ley de creación, establece que los satélites de la empresa deben ser construidos en la Argentina. Hasta ese momento, INVAP -contratista principal de ARSAT-1 y ARSAT-2- tenía como antecedentes los primeros tres satélites de la serie SAC de la agencia espacial argentina CONAE. Un salto tecnológico para nada menor debía llevarse adelante para cumplir el cometido de la Ley 26.092.

Durante ocho años, con USD 600 millones de inversión y atravesando tres períodos presidenciales, ARSAT e INVAP, junto a una multiplicidad de empresas y organismos del sistema científico tecnológico argentino, llevaron adelante exitosamente la tarea encomendada. ARSAT-1 fue lanzado el 16 de octubre de 2014 y ARSAT-2 el 30 de septiembre de 2015.

ARSAT-1, con pisada en Banda Ku sobre Argentina y los países limítrofes, se ubicó en la POG de 72° Oeste, desde la cual operaba hasta entonces el satélite AMC-6 arrendado por ARSAT en 2008 al operador SES. Al entrar en operación ARSAT-1, los clientes de la empresa que estaban en el AMC-6 fueron migrados en un proceso que duró varios meses y finalizó el contrato con SES. ARSAT-1, al entrar en operación, tenía casi la totalidad de su capacidad comercializada ya que la POG de 72° Oeste se venía explotando con anterioridad.

¿Un satélite vacío?

ARSAT-2, con pisada regional operando en Banda Ku y Banda C, se ubicó en la POG de 81° Oeste, desde la cual no se estaban brindando servicios hasta el momento. Este segundo satélite implicó una ampliación de las capacidades del operador, en tanto duplicó la capacidad total de la flota. También este nuevo satélite amplió los horizontes comerciales de ARSAT a todo el continente e incorporó la Banda C a la oferta de servicios.

A diferencia de ARSAT-1, ARSAT-2 no remplazó un satélite, sino que inició la largamente esperada explotación comercial de la posición orbital de 81° Oeste. Por otro lado, haciendo uso de la posibilidad de Mejoras al Sistema Satelital Argentino -recurso establecido en el Artículo 25 del Reglamento de Gestión de Servicios Satelitales– ARSAT incorporó clientes a su cartera brindando servicios desde satélites de terceros operadores a quienes arrendaba capacidad en satélites ubicados en otras posiciones orbitales. Luego del lanzamiento exitoso de ARSAT-2 en septiembre de 2015, estos servicios comenzaron a ser migrados al satélite argentino. Los clientes de ARSAT -por un 30% de la capacidad total del segundo satélite de la flota- eran Claro AMX, Telefónica de Argentina y Red Intercable Satelital para su sistema de televisión InTV.

ARSAT-2 -sin dudas- representaba un desafío comercial para el operador nacional argentino. La explotación de una nueva posición orbital, la ampliación de servicios a toda Sudamérica, la posibilidad de entrar en el mercado norteamericano y la inclusión de la Banda C constituían nuevas alternativas de negocios.

Los ingresos generados por la comercialización de la totalidad de la capacidad del ARSAT-1, más el 30% del ARSAT-2 en su inicio de operaciones con una curva de llenado gradual, es decir, una pronóstico de venta de los servicios del satélite, permiten financiar (junto a créditos solicitados al sistema financiero nacional o internacional) el crecimiento de la flota de la empresa, tal como está plasmado en el Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035 que se convirtió en la Ley 27.208 en noviembre de 2015.

Cambio en la Política Satelital

Con la llegada al gobierno de la Alianza Cambiemos en diciembre de 2015, se produjo un giro (¿inesperado?) en la política satelital argentina.

A la suspensión indefinida de ARSAT-3 con vagas excusas, se sumó la autorización de 12 satélites extranjeros para operar en el territorio nacional, generándole fuerte competencia al operador nacional y condicionando su crecimiento futuro. Esta situación crítica se agravó en julio de 2017 con la revelación de un acuerdo entre ARSAT y Hughes que prevé la creación de una nueva empresa que operaría ARSAT-3 para brindar Internet Satelital de banda ancha.

Una de las excusas esgrimidas para no avanzar en la construcción de ARSAT-3 respetando el cronograma del Plan Satelital Argentino 2015-2035, fue la supuesta escasa comercialización de los servicios de ARSAT-2 y la consecuente falta de fondos para encarar ARSAT-3 sin recurrir a los aportes del tesoro nacional, tal como está establecido en la Ley 27.208.

A través de algunos medios de comunicación, se buscó instalar la idea de una total falta de interés en la comercialización de los servicios hasta fines de 2015. Se llegó al absurdo de declarar que el ARSAT-2 estaba “vacío” para luego, tan sólo un año y cuatro meses después, anunciar la completa comercialización de la capacidad del satélite.

En lo que refiere a la venta de servicios satelitales, durante 2016 y en lo que va de 2017, ARSAT consiguió sumar como cliente a Torneos y Competencias y perdió un cliente histórico como Velconet. Además, habría vendido 432 Mhz en Estados Unidos por el plazo de dos años a dos operadores internacionales (nunca informados), continuando gestiones previamente realizadas.

Es importante remarcar que no fue posible comercializar la capacidad en Banda C por no haberse realizado la inversión necesaria en el sembrado de antenas en la región de cobertura.

ARSAT según el Presidente de la Nación

Tras la revelación del acuerdo entre ARSAT y Hughes realizada por el programa Economía Política, y ante el fuerte rechazo que despertó en un amplio sector de la sociedad la intención de privatizar parte de la flota de ARSAT sin pasar por el Congreso de la Nación, el propio Presidente de la Nación habló del tema.

Frente a la consulta del periodista radial de la ciudad de Bariloche, Macri no desmintió que se estuviera llevando adelante un proceso de privatización y además agregó:

“…Lo que encontramos cuando llegamos fueron serios problemas de comercialización en ARSAT-1 y ARSAT-2…”

Como se describió anteriormente, no hubo serios problemas. A fin de 2015 uno de los satélites estaba completamente comercializado y el otro, al 30% de su capacidad en una posición que no tenía un satélite en servicio anteriormente. Claro AMX, Telecom, Telefónica de Argentina, Telespazio Argentina, Servicio Satelital, Velconet, RTA, Red Intercable Satelital eran clientes de ARSAT a fines de 2015. 2500 estaciones VSAT gestionadas por ARSAT, dos sistemas de televisión satelital (InTV y TDA Satelital) y distintas dependencias de la defensa y la seguridad nacional utilizaban los satélites de ARSAT.

“No queremos repetir esta experiencia de lanzar un satélite que está vacío”, dijo Macri.

Esta afirmación es claramente falsa. Tal vez, como ya ocurrió en la historia argentina, desprestigiar y difamar las capacidades de gestión del Estado Nacional sea una estrategia llegar a una privatización “inevitable”.

“Eso cuesta miles de millones de pesos a todos los argentinos, que necesitamos para hacer cloacas, agua potable en barrios carenciados, construir rutas, agregó el mandatario.

Ampliar la flota de ARSAT de dos a seis satélites con ARSAT-3 como primer paso no cuesta un centavo de los impuestos que pagan los argentinos. Se financia, y así está estipulado en la Ley de Desarrollo de la Industria Satelital, con los ingresos que el propio operador genera más crédito que éste solicita al sistema bancario para una inversión productiva (en tecnología argentina).

Por último, el Presidente de la Nación, dudó respecto a la necesidad de llevar al Congreso de la Nación un acuerdo de estas características:

“No… no… no, lo tengo tan claro. Esto es un acuerdo estrictamente sobre un satélite que tiene un carácter más comercial que tecnológico”, expresó, desconociendo lo estipulado en la Ley 27.208:

CAPÍTULO II – DE LA MODIFICACIÓN DE SUS RECURSOS

ARTÍCULO 10. — Cualquier acto o acción que limite, altere, suprima o modifique el destino, disponibilidad, titularidad, dominio o naturaleza de los recursos esenciales y de los recursos asociados de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y de las Telecomunicaciones, definidos en la ley 27.078 ‘Argentina Digital’, que pertenezcan o sean asignados a la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales Sociedad Anónima AR-SAT, requerirá autorización expresa del Honorable Congreso de la Nación.

Cabe agregar que ARSAT-3 constituye el primer hito del Plan aprobado por esta misma Ley. De no construirse en los términos estipulados, se estaría incumpliendo esta norma. También por esta razón el acuerdo con Hughes debe pasar por el Congreso de la Nación.

ARSAT-3 y después

Este intento fallido de privatizar ARSAT a espaldas de la sociedad en una negociación secreta carente de cualquier mecanismo que garantice la transparencia, interrumpió el desarrollo de la industria satelital nacional de comunicaciones, causando graves daños a ARSAT y seguramente también a INVAP.

A la pérdida de oportunidades comerciales de ARSAT por detener el crecimiento de la flota se suma el desprestigio de la empresa ante clientes actuales y potenciales por parte del propio Presidente de la Nación, acusándola de ineficiente.

Es improbable que una propuesta de privatización de ARSAT (o el artilugio de crear una nueva empresa) sea avalado por el Congreso de la Nación. Ante este escenario, resulta imperioso que se retome la actividad tal como está establecido en la Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital. ARSAT-3 no se puede demorar más.

 

*Director de Latam Satelital, ex vicepresidente de ARSAT (enero 2012- diciembre 2015)