Brasil autorizó a la compañía SpaceX, propiedad del magnate tecnológico Elon Musk, a poner en órbita 7.500 nuevos satélites del sistema Starlink. Con esta aprobación por parte de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel), el país sudamericano triplica la capacidad actual de satélites autorizados para operar en su territorio, consolidándose como uno de los principales mercados de América Latina en materia de conectividad satelital.
La medida representa un avance estratégico tanto para el desarrollo de las telecomunicaciones en Brasil como para el crecimiento del ecosistema satelital global, en el que Starlink juega un papel protagónico con su propuesta de llevar internet de alta velocidad a regiones remotas y subatendidas.
Hasta ahora, Brasil contaba con 4.408 satélites Starlink autorizados por Anatel para operar en su espacio. Con la nueva autorización, ese número se eleva a casi 12.000 unidades, lo que permitirá aumentar considerablemente la cobertura y calidad del servicio que SpaceX ofrece en el país.
La decisión llega en un momento clave, en el que la transformación digital y la inclusión tecnológica se han convertido en pilares fundamentales de la agenda de desarrollo brasileña. Desde zonas rurales hasta comunidades aisladas en la Amazonía, miles de usuarios han encontrado en Starlink una alternativa viable para acceder a servicios de internet que antes eran inexistentes o de muy baja calidad.
Además de autorizar el lanzamiento de nuevos satélites, Anatel también dio luz verde para la ampliación del uso de bandas de frecuencia, lo que permitirá un mayor aprovechamiento del espectro radioeléctrico, fundamental para garantizar la estabilidad y velocidad de la conectividad ofrecida por la red.
Un modelo de negocio disruptivo
El modelo de Starlink se basa en una constelación de satélites en órbita baja, a diferencia de los tradicionales satélites geoestacionarios. Esta configuración permite reducir significativamente la latencia en la transmisión de datos, mejorando así la experiencia de navegación para los usuarios finales.
A través de un kit de instalación que incluye una antena parabólica y un enrutador WiFi, Starlink permite que hogares, empresas e instituciones educativas puedan acceder a internet sin depender de la infraestructura terrestre, que muchas veces es limitada o inexistente en regiones apartadas.
Desde su llegada a América Latina, la firma ha tenido un impacto considerable en países como México, Colombia, Chile y Argentina, donde se ha posicionado como una solución viable frente a los desafíos de conectividad. En el caso específico de Brasil, su alianza con comunidades rurales, gobiernos locales y empresas agroindustriales ha sido clave para expandir su presencia.
Anatel: entre la innovación y la regulación
Pese al respaldo que la decisión implica para el proyecto Starlink, la autoridad reguladora dejó en claro que es necesario revisar y actualizar el marco normativo que rige las telecomunicaciones espaciales en Brasil.
En su comunicado oficial, Anatel manifestó que “la expansión de servicios satelitales exige una regulación más robusta que aborde temas como la sostenibilidad del espacio, la concentración del mercado y la soberanía digital”.
La creciente presencia de Starlink en el espacio orbital ha sido objeto de debate a nivel mundial. Por un lado, expertos destacan sus aportes en conectividad; por otro, algunos sectores plantean preocupaciones sobre el posible monopolio de las órbitas bajas por parte de empresas privadas, el impacto ambiental del incremento de satélites y los riesgos de colisiones espaciales.
Frente a este escenario, Anatel se comprometió a abrir un proceso de discusión pública para incorporar una visión más integral que incluya aspectos técnicos, medioambientales y de competencia en la elaboración de futuras normativas.
Silencio por parte de SpaceX
Hasta el momento, SpaceX no ha emitido comentarios públicos respecto a la reciente aprobación brasileña. Sin embargo, la empresa ha demostrado en múltiples ocasiones su interés por expandirse en América Latina, una región que representa grandes oportunidades por sus brechas de conectividad.
En Brasil, Elon Musk ya ha establecido vínculos con el gobierno federal y con autoridades locales, explorando áreas de cooperación en educación, vigilancia ambiental y monitoreo de la selva amazónica mediante imágenes satelitales.
La autorización de los nuevos 7.500 satélites podría también estar alineada con una estrategia más amplia para consolidar a Brasil como un nodo clave dentro de la red global de Starlink.