Científicos del CONICET elaboraron un mapa que muestra la distribución y evolución de unas 30.000 lagunas en la provincia de Corrientes, a través de imágenes satelitales de alta resolución.
Hace tan solo algunos años, Félix Contreras casi de casualidad se encontró con su tema de tesis. Como parte de un voluntariado universitario con la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) en el que estudiaban cómo los murciélagos atacaban el ganado, descubrió que la zona estaba plagada de lagunas. El ahora becario doctoral del CONICET en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL, CONICET-UNNE) estudió estos cuerpos de agua y confeccionó un mapa en que registra su distribución, morfometría y evolución.
“Cuando empecé la beca me di cuenta de que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) tenía digitalizadas las lagunas, pero solo eran consideradas aquellas de mayor tamaño y permanencia debido a la resolución de las imágenes satelitales utilizadas. Registraron 345 lagunas en un área en la que nosotros detectamos 925. Esta diferencia se debe a que el tamaño y de las lagunas sumado a las plantas macrófitas flotantes que las vuelven imperceptibles en imágenes satelitales Landsat – obtenidas mediante satélites puestos en órbita por EE.UU. para la observación en alta resolución de la superficie terrestre-, es por ello que decidimos utilizar imágenes de alta resolución, por ejemplo de Google Earth, para analizar las diferencias en cuanto a la cantidad, tamaños, formas y distribución”, aclara Contreras.
Estos cuerpos de agua están ubicados en la superficie que ocupa un triángulo entre las ciudades correntinas de Ituzaingó, Esquina y Corrientes, allí el paisaje se caracteriza por la formación de lomadas arenosas que dan lugar a estas miles de lagunas. Tras el relevamiento, los científicos descubrieron que existen más de 38.500 distribuidas en un patrón de tres por km2 y ocupan un 20 por ciento de la superficie de las lomadas. Contreras explica que relevaron todas las lagunas sin discriminarlas en cuanto a la permanencia o no de aguas.
“Empezamos a hacer comparaciones temporales de las lagunas y vimos que hay algunas que cambian su forma por completo, o sea que se van achicando e incluso desaparecen. Notamos que si en el año llueven menos de 1.000 mm muchas lagunas desaparecen. En Corrientes hay períodos de dos años húmedos y dos secos, vimos que algunas en menos de diez meses se secaron por completo y un año después, con las lluvias, volvieron a aparecer”, explica el becario.
Contreras asegura que su interés está puesto más allá de las implicancias ecológicas, en los estudios de formas, evolución del paisaje y cuestiones relacionadas con el impacto del hombre. La idea del trabajo apunta a colaborar con el ordenamiento territorial mediante la planificación urbana para que se puedan reducir los posibles impactos ambientales y evitar los riesgos de anegamientos que exponen a la sociedad, por ejemplo, cuando construye viviendas sobre ellas.
“Como muchas lagunas desaparecen, se genera una especulación inmobiliaria. Cuando se secan por completo se aprovechan y venden terrenos dentro de ellas y después de un período de lluvias quedan bajo agua. Desde 1950 hasta el 2012 desaparecieron 36 lagunas como consecuencia del crecimiento espacial de la ciudad de Corrientes. En la actualidad, 18 lagunas, sumadas a las anteriores 36, presentan algún tipo de alteración, ya sea por la construcción de viviendas o el trazado de calles. Esto se debe a que las obras se realizan en períodos secos, sin tener en cuenta que al retornar el período húmedo, el agua naturalmente ocupará dichos lugares. Estos temas afectan a ‘pobres’ y ‘ricos’ por igual”, asegura el becario.
Mediante charlas de divulgación, los científicos concientizan a la población sobre la necesidad de tener en cuenta este recurso. En este sentido, Contreras explica que Corrientes tiene grandes ‘monstruos’ relacionados con el agua: el Río Paraná, el acuífero Guaraní, los esteros del Iberá, por lo que a las lagunas no se las tiene en cuenta. “Muchas personas te pueden decir que conocen ‘ciertas lagunas’ pero desconocen por completo la cantidad y se sorprenden cuando se la mencionamos, mostramos el mapa con la distribución y ni hablar de aquellas que poseen formas curiosas como la laguna “pato”. Es a partir de allí que surgen comentarios como, por ejemplo, ‘ahora cada vez que viajo voy contando lagunas y vemos con mi familia si son circulares o no’”, agrega.
Contreras destaca la importancia de difundir la información que obtuvieron para ayudar a la población local. “Estoy sumamente convencido de que lo generado en la beca, no debe morir en un paper sino también debe llegar a la gente”, concluye.
Fuente: CONICET Nordeste