La Nasa lanzará en la próxima primavera la misión Prefire (Polar Radiant Energy in the Far-InfraRed Experiment). Dos CubeSats serán enviados al espacio para estudiar cuánto calor absorbe y emite el planeta desde sus regiones polares. Esto permitirá que los modelos climáticos sean más precisos.
Los dos nuevos satélites en miniatura de la Nasa comenzarán a cruzar la atmósfera de la Tierra dentro de unos meses, detectando el calor perdido en el espacio. La actividad ayudará a predecir cómo cambiarán el hielo, los mares y el clima ante el calentamiento global.
Cabe destacar que Prefire ha sido desarrollado conjuntamente por la Nasa y la Universidad de Wisconsin-Madison, con miembros del equipo de las universidades de Michigan y Colorado.
Las regiones polares desempeñan un papel clave en el proceso, actuando como las aletas del radiador de la Tierra. La agitación del aire y el agua, a través del clima y las corrientes oceánicas, mueve la energía térmica recibida en los trópicos hacia los polos, donde se emite como radiación térmica infrarroja, el mismo tipo de energía que se siente en una lámpara de calor.
«En las proyecciones climáticas, gran parte de la incertidumbre proviene de lo que no sabemos sobre los polos Norte y Sur y con qué eficiencia se emite la radiación al espacio. La importancia de esa radiación no se comprendió durante gran parte de la era espacial, pero ahora lo sabemos y pretendemos medirla», señaló Brian Drouin, científico e investigador principal adjunto de la misión en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa en el sur de California.
Cada satélite, que se lanzará desde Nueva Zelanda con dos semanas de diferencia en mayo, llevará un espectrómetro infrarrojo térmico. Los instrumentos diseñados por el JPL incluyen espejos y detectores de formas especiales para dividir y medir la luz infrarroja.
«Prefire proporcionará nuevos datos sobre una variedad de variables climáticas, incluida la temperatura atmosférica, las propiedades de la superficie, el vapor de agua y las nubes. En última instancia, más información producirá una visión más precisa de un mundo en constante cambio, afirmó Tristan L’Ecuyer, profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison e investigador principal de la misión.
«A medida que nuestros modelos climáticos converjan, comenzaremos a comprender realmente cómo será el futuro en el Ártico y la Antártida. Tormentas extremas, inundaciones, erosión costera: todas estas cosas están influenciadas por lo que sucede allí», aseguró.