Exposición del presidente de la Agencia Espacial Brasilera (AEB), José Raimundo Coelho, en reunión de la Sociedad para el Avance de la Ciencia de Brasil donde desarrolló conceptos del Plan Espacial.
Una de las primeras iniciativas para establecer el Programa Espacial Brasileño (PEB), y su evolución a lo largo de los años, fue el tema abordado en una conferencia pronunciada por el presidente de la Agencia Espacial Brasileña (AEB), José Raimundo Coelho, el miércoles 6 de junio en la 68va Reunión de la Sociedad para el Avance de la Ciencia (SBPC), en Puerto Seguro, Brasil.
Según Coelho, la iniciativa ocurrió cuando Brasil y Francia discutieron la posibilidad de crear una Misión Espacial Brasileña (MEB) para ser ejecutada en colaboración con la Agencia Espacial Francesa (CNES). La idea de organizar lo que se convertiría en el Programa Espacial Brasileño se inició en los años 70 con la creación, en las Fuerzas Armadas, de la Comisión de Actividades Espaciales de Brasil (COBAE). La Comisión fue responsable del diseño e implementación de la Misión Espacial Completa Brasileña (MECB), programa que tenía como objetivo establecer la autonomía en el área espacial, es decir, colocar satélites brasileños en órbita, con vehículos nacionales, desde un centro de lanzamiento propio.
«La MECB fue la clave del Programa Espacial en los años 80 y principios de los 90, y fue responsable de establecer los cimientos de la infraestructura y el personal técnico que permanecen hasta hoy», dijo el Presidente de la AEB.
En 1988, Brasil y China decidieron desarrollar la familia de satélites CBERS (China-Brazil Earth Resources Satellite), iniciando un proceso de integración por casualidad, pero también por necesidad, aprovechando alianzas estratégicas basadas en el beneficio mutuo y desarrollo conjunto.
Acciones como esta también fueron ampliamente utilizadas en el inicio de las actividades espaciales en Brasil, en los años 60, a partir de iniciativas internacionales de colaboración en relación a cohetes sonda para lanzamientos suborbitales experimentales, que permanecen hasta hoy en día, estableciendo de un alto nivel de integración global de Brasil en este segmento.
Los dos ejemplos destacados muestran, según Coelho, que los acuerdos internacionales, cuando se construyen correctamente, pueden ser utilizados como una herramienta importante para el logro de la autonomía, requisito fundamental que guía el Programa Espacial Brasileño.
Desafíos
Coelho también explicó los tres retos que, de superarse, pueden ayudar a revertir la falta de resultados del programa espacial. El primero consiste en reconocer el reducido presupuesto del área, en comparación con los países con una economía similar a la brasileña. «Hay que entender que los programas son exigentes, pero los beneficios obtenidos de estos compensan ampliamente las inversiones», dijo José Raimundo.
El segundo reto es reconocer que los esfuerzos por la mejora del marco jurídico que rige las actividades de investigación y desarrollo y las instituciones públicas ejecutoras de los proyectos, todavía son sofocados por la burocracia, la inseguridad jurídica, el miedo de los administradores frente a los organismos de control y, sobre todo, por la disminución de los empleados técnicos y administrativos. Si no se cambia el modelo de las organizaciones, son pocas las esperanzas de revertir la realidad actual.
El tercero es reconocer que los programas, tales como el espacial, siempre requerirán la presencia y competencia del Estado para formular los requisitos de los sistemas y las misiones, y la contratación de su ejecución. La opción ejercida por el Estado en el pasado de realizar bajo su total y completo control, está resultando cada vez menos eficaz. Es esencial que Brasil entienda que no hay alternativa fuera de la asignación total a la industria nacional de la responsabilidad por la ejecución de los proyectos en su fase industrial. El Estado no tiene más que hacer, sino dejar hacer.
Acciones
En la situación actual con respecto a la consecución de los medios de Acceso al Espacio, se considera que el VLS (Vehículo Lanzador de Satélites) ha sido un proyecto de validación de tecnologías y formación de recursos humanos. La prioridad más alta hoy, en el área de lanzadores, es el VLM (Vehículo Lanzador de Microsatélites). Este es un proyecto en colaboración con la Agencia Espacial Alemana (DLR) y la participación efectiva de la industria espacial nacional, en un proceso de resultados absolutamente convergentes.
A lo largo del desarrollo del VLM ya se han logrado algunos avances importantes, tales como la dotación estructural del motor S-50, el nuevo propulsor para el motor y la electrónica de a bordo. El nuevo cronograma estima los primeros vuelos con cargas útiles espaciales de microsatélites para 2018 o 2019.
Para asegurar la eficiencia necesaria del PEB, se dirigen acciones hacia el desarrollo de habilidades con la participación efectiva de especialistas en proyectos estructurales y movilizadores de diferentes niveles de complejidad. En 2015 se lanzó la plataforma Espacio, Educación y Tecnología (E2T), donde se destacan los siguientes resultados: la formación de 176 especialistas en diversas misiones y 712 maestros en temas del área espacial; el lanzamiento de tres nanosatélites entre 2014 y 2015; provisión de lanzamientos para el año 2016, de ITASAT y UbatubaSat.
AEB también implementó 225 becas en el marco de “Ciencia sin Fronteras”, en el ámbito espacial, 5 destinadas a laboratorios de la NASA y 6 para los cursos de posgrado de la Universidad de Beihang, China, y la creación del primer Centro Vocacional Tecnológico Espacial que se inaugurará este año en Natal. Finalmente, actualmente se está terminando la primera fase de los concursos para 44 puestos en el personal permanente de los recursos humanos de la AEB.
José Raimundo respondió a las preguntas de un profesor de Manaos, bastante familiarizado con el área espacial que le preguntó sobre el envío de sondas de exploración del espacio profundo por parte de China. Coelho explicó que la Agencia no trabaja con este tema, pero apoya estos grupos de investigación. También habló de la existencia de un trabajo entre Brasil y China en relación con el clima, y el programa espacial chino, que tiene la capacidad de desarrollar todos los componentes para construir un satélite.
«Brasil es un país diverso en recursos naturales. Tenemos agua en abundancia y la creatividad del pueblo brasileño es inmensa. Tenemos que aprovechar todo esto y desarrollar tecnologías críticas. Tenemos un acuerdo con los rusos y ya estamos hablando de la realización de investigaciones sobre asteroides. Vamos a aprovechar todo esto para mejorar nuestro programa espacial «, concluyó.
Coelho también destacó la labor que desarrolla la Agencia Espacial con socios tales como el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), en el área de desarrollo de la tecnología; el Departamento de Ciencia y Tecnología Aeronáutica (DCTA); el Instituto de Aeronáutica y del Espacio (IAE), el Centro de Lanzamiento de Barreira do Inferno y el Centro de Lanzamiento de Alcântara, en Maranhão, socios clave para el desarrollo y la evolución del sector espacial brasileño.
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