Hackers dominaron un satélite de propiedad de la Agencia Espacial Europea (ESA) y pudieron controlar todos sus instrumentos a bordo, que incluyen una cámara y sus sistemas de control y posicionamiento que lo mantienen en órbita. El objetivo de este ejercicio fue demostrar la vulnerabilidad de los sistemas satelitales y la necesidad de reforzar la seguridad en el espacio.
El ataque informático fue llevado a cabo por un equipo de seguridad cibernética de la multinacional tecnológica Thales durante un evento en el que se reta a profesionales a que intenten hackear la tecnología de la agencia para así identificar debilidades y mejorar sus defensas ante intenciones maliciosas.
La máquina vulnerada fue OPS-SAT, un nanosatélite de 30 centímetros de altura que contiene una de las computadoras más poderosas de la ESA y que fue lanzado en 2019 a la órbita terrestre baja.
La intromisión permitió comprometer los datos enviados a la Tierra, tales como modificar las imágenes capturadas por la cámara del satélite e enmascarar áreas geográficas enteras sin que dichas actividades sean detectadas por la agencia espacial.
Sin embargo, Thales informa que la intromisión en estos sistemas sin autorización puede generar graves daños en el satélite e incluso hacer que la misión pierda su control.