Latam Satelital entrevistó a Gonzalo Berra, Presidente de Servicio Satelital, empresa que brinda servicios de telecomunicaciones satelitales. Tendencias globales, monopolios y destino de la tecnología espacial en la Argentina algunos de los temas desarrollados.
Gonzalo Berra, Presidente de Servicio Satelital desde el año 2004, es Economista de la Universidad de Buenos Aires. En diálogo con Latam Satelital, Gonzalo Berra analiza la situación del mercado satelital de telecomunicaciones mundial, la particularidad de Argentina y desarrolla con detalle la situación de la incipiente industria satelital geoestacionaria del país.
Descríbanos brevemente Servicio Satelital
Servicio Satelital es una empresa argentina dedicada a la provisión de servicio de datos, Internet y telefonía vía satélite. Opera desde 1993, fue fundada por la empresa israelí Gilat y adquirida por los actuales accionistas argentinos en 2004. En la actualidad emplea a 33 personas y brinda servicios a clientes dentro del cono sur del continente americano.
Como toda empresa proveedora de servicios, nuestro mayor desafío es la satisfacción de nuestros clientes a quienes concebimos como socios.
Por lo tanto lo más importante es la generación permanente de ventajas competitivas que distingan a nuestros servicios de los de otras empresas competidoras.
¿Cuáles son los servicios y productos principales que brinda?
Servicio Satelital brinda servicios de transporte de datos y conectividad IP adaptándola a las necesidades actuales y a las nuevas demandas de cada cliente. En ese sentido, el video y la voz son cada vez más importantes.
Nuestra empresa fue la primera en utilizar la capacidad del ARSAT-1 mediante tecnología Idirect y Gilat.
¿Quiénes son los destinatarios actuales y potenciales de estos servicios y productos?
Los productos actuales de Servicio Satelital están diseñados para atender las necesidades del sector Gobierno y del sector corporativo. Dentro de este último sector nos enfocamos especialmente en la industria del petróleo, el gas y la energía en general, Telcos y sector financiero. Además, turismo y emprendimientos agropecuarios son industrias claves para nuestro desempeño.
Los clientes de Servicio Satelital cuentan con la mejor conectividad disponible en el mercado argentino y la mejor tecnología, soporte técnico y asistencia en campo.
¿Cómo observa el desarrollo del sector satelital a nivel mundial?
El sector, como las telecomunicaciones en general, evoluciona dando respuesta a la demanda de mayor ancho de banda de los usuarios. La industria está efervescente, saltando a un nuevo paradigma caracterizado por la estandarización absoluta en el protocolo IP conjugado con el apetito cada vez más grande de Megabits.
Al mismo tiempo, se observa una tendencia a la integración vertical en la industria satelital a nivel global que puede ser muy perjudicial para los consumidores.
La teoría económica describe con claridad que los mercados monopólicos tienen una solución de equilibrio de mercado con un precio mayor y por lo tanto con menos cantidades consumidas.
La competencia monopólica siempre termina en cartelización, y más temprano que tarde, la cartelización tiene la misma solución de equilibrio que el monopolio puro.
En países con mucho territorio y poblaciones distribuidas en forma concentrada dentro de la geografía, este planteo teórico se plasma en la práctica en la concentración de los servicios de las empresas en las áreas densamente pobladas (más rentables para las empresas) y la provisión de distintas calidades de servicio según la geografía o directamente el «olvido» o desatención de las zonas con menos habitantes
El ejemplo de la cobertura en Banda Ka de los distintos satélites globales en el mercado Argentino es un ejemplo claro, y algo es algo que no sorprende a nadie, ya lo hemos visto antes con los satélites Ku. Estos satélites iluminan con sus spots las zonas de mayor población, los territorios del continente en las que más consumidores hay. Las zonas argentinas que cumplen estos requisitos son marginales dentro de la oferta global de esos satélites. Y por supuesto, la mayor parte del territorio argentino no está iluminado por ningún satélite en Banda Ka.
Entonces, las zonas con alta densidad de habitantes obtienen una oferta de conectividad adicional a las que ya tienen disponibles o está en camino de tener, como por ejemplo la fibra. Mientras tanto el resto del territorio queda huérfano.
El ejemplo más claro es la oferta de conectividad Ka que hace la empresa DirectTV (en contra de la ley y hasta ahora con la anuencia del Estado Argentino).
Los consumidores de la pampa húmeda acceden a este servicio satelital ofrecido de manera monopólica. Con su abono mensual contribuyen al repago de un satélite diseñado y construido para otras zonas del continente cuyos operadores nunca tuvieron en cuenta en su proyecto de inversión (y no tendrían por qué hacerlo) que el usuario de Jujuy o Ushuaia tendría que tener el mismo servicio en precio y calidad que el de Pilar.
Como visión global creo que la regulación de cada país debería evitar que el proveedor de capacidad satelital integre hacia abajo la cadena de valor y se convierta en el proveedor del servicio al usuario final. Dicho de otra manera, debería promover la competencia.
¿La realidad regional y en particular argentina se acopla a esta tendencia?
Como en el mundo, en nuestro país la demanda de mayores anchos de banda de conexión tiende a infinito. Los usuarios consumen todo el ancho de banda que tienen a disposición. Argentina, es el país hispanohablante más grande de la tierra y posee el octavo territorio entre los países del planeta. Al mismo tiempo por densidad de población se encuentra en el puesto 212 global y adicionalmente ésta se encuentra concentrada en la pampa húmeda en casi un 80%.
Resulta evidente que ninguna empresa privada, y mucho menos si tiene una posición monopólica, encontrará interés en desarrollar su actividad contemplando lo que constituye la mayor parte del territorio nacional, pero sólo el 20% de los habitantes y/o consumidores en la visión empresaria.
Y lo que encontramos, luego de 20 años de desregulación del sector, es un mercado de telecomunicaciones segmentados en tres partes, una parte que recibe conectividad a la altura del mundo donde compiten los privados, otro que paga caro productos obsoletos provisto por monopolios y un tercer sector que simplemente lucha por tener algún tipo acceso con la tecnología que sea.
La industria satelital tiene un rol imprescindible para homogeneizar esta segmentación del mercado igualando las oportunidades de acceso en todo el territorio nacional tanto en precio como en calidad.
Argentina ha incubado desde hace más de una década una industria satelital de comunicaciones pujante, alrededor de una empresa estatal: ARSAT. Este proceso de incubación debe continuar hasta que la industria esté en condiciones de realizar el catch up con la frontera de la tecnología y las mejores prácticas de la industria global. Es muy importante perseverar en este camino, que aún necesita unos años más para completarse, arriesgaría que 4 años más, hasta el 2020.
Luego de completado el proceso de incubación, los accionistas, en este caso los ciudadanos que hemos aportado el seed capital para este emprendimiento, deberemos pensar en una estrategia de repago de la inversión, ya sea a través de un proceso de salida o de un proceso de cobro de dividendos.
No se trata de inventar nada, es lo que han hecho con mayor o menor éxito los emprendimientos de este tipo, que son unas decenas, alrededor del mundo. Ese camino ha dejado conglomerados industriales más o menos potentes según el caso, basadas en complejos científicos y tecnológicos de distinta relevancia.
En el caso argentino, la conjugación de distintas iniciativas privadas y públicas a lo largo de los últimos 60 años (desde el fallido proyecto Huemul) ha consolidado un conjunto de conocimientos y capacidades que reúne física aplicada, ingeniería, producción de software únicas en la región. No existe un solo país en Latinoamérica que reúna las capacidades argentinas para el desarrollo de una industria satelital y no sólo de comunicaciones.
Creo que en paralelo a la perseverancia en el apoyo al desarrollo de nuestra industria satelital, el Estado Argentino debe establecer ya una agresiva política exterior para que la industria sea proveedora de todos los países latinoamericanos, compartiendo know how y complementando esfuerzos.
Es importante remarcar que esta industria ha recibido de las arcas públicas mucho menos ayuda que el conglomerado productor de celulares. En concreto un satélite cuesta menos del 20% del subsidio anual que recibe complejo armador de teléfonos móviles, pero brinda, en contraste, una cantidad inmensa de externalidades positivas en el campo de la ciencia aplicada, el trabajo de calidad y genuino y tecnología.
Pero este planteo, que puede parecer abstracto, tiene una materialización económica: los impuestos de los ciudadanos invertidos en satélites de comunicaciones se repagan y brindan utilidad a través de la venta de capacidad satelital.
En concreto, la industria satelital argentina crea valor presente y futuro que es de todos los argentinos. Cada megahertz que se vende al exterior son más divisas de exportaciones no tradicionales de alto valor agregado. Cada megahertz que no se compra al exterior con divisas que se ahorran mejorando la balanza comercial.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la empresa para los próximos años?
Creo que el mayor desafío que enfrenta la empresa es el mismo de la industria: que el sendero de desarrollo de este proceso de incubación no se interrumpa y nos permita seguir aprendiendo, madurando, creciendo tecnológicamente y expandiéndonos a nuevos mercados. Si el Estado cambia el rumbo, cambia las reglas de juego, Servicio Satelital se adaptará indudablemente, pero toda la inversión hecha en los últimos años habrá sido en vano.
¿Existe a su criterio algún tema importante que resolver en el marco normativo tanto internacional como nacional?
Volviendo a la argumentación de una pregunta previa, las mayores amenazas de nuestro mercado son que el Estado rompa las reglas de juego y deje de invertir hasta el fin del proceso de incubación o que el mismo se trunque con un marco normativo que licue el valor futuro de la inversión realizada, por ejemplo con un política de “cielos abiertos” o la privatización de los principales componentes de valor de la industria antes de que maduren.
Es importante entender que en todo proceso de construcción de valor empresario siempre se corre el riesgo del agotamiento financiero, físico o mental de los inversionistas producto de marchas o contramarchas en el plan de negocios. Nadie ha cuantificado cuántos start-ups han tirado la toalla por cansancio antes del tiempo necesario para que la inversión madure, pero sin dudas siempre es una gran amenaza. Esperemos que este no sea el caso.
Sobre Servicio Satelital
Servicio Satelital S.A., brinda servicios en el mercado argentino de provisión de Banda Ancha Satelital, operando redes satelitales de telecomunicaciones desde 1998.
Las Oficinas Centrales se encuentran en pleno microcentro de la Ciudad de Buenos Aires. Cuenta además, con un Network Operation Center (NOC), un Telepuerto propio y un Centro de Atención al cliente exclusivo 24×7 en Benavídez, Provincia de Buenos Aires. Servicio Satelital tiene presencia en 21 ciudades en todo el país a través de sus Cabeceras de Atención Técnica.
La empresa opera tecnología de última generación, siendo su principal proveedor de equipos Gilat Satellite Networks, empresa líder en el mercado mundial de provisión de equipamiento satelital.
Servicio Satelital cuenta con Licencias de Valor Agregado, Transporte de Datos, Transporte de Señales de Radiodifusión, Transporte de Señal de Música Vía Satélite, Telefonía Local, Pública, Larga Distancia Nacional e Internacional.