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«Cooperar, compartir, aprender: la relación tiene que ser gana-gana»

Mendieta Jiménez

Entrevista a Francisco Javier Mendieta Jiménez, Director General de la Agencia Espacial Mexicana

Latam Satelital conversó con el Director General de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), Francisco Javier Mendieta Jiménez, en el marco de su visita a la Argentina, donde se firmó un acuerdo marco de colaboración entre la CONAE y la AEM, acompañando al Presidente de la República Enrique Peña Nieto.


LS: ¿A qué se debe su visita a la Argentina como Director General de la Agencia Espacial Mexicana?

La Agencia Espacial Mexicana está muy contenta de estar visitando la República Argentina y la CONAE para, entre otras cosas, suscribir un convenio de cooperación en el uso pacífico del Espacio, en el cual estamos tratando de utilizar, compartir, y vincularnos. Por supuesto, Argentina tiene una gran trayectoria espacial, tiene desarrollo de aplicaciones, de sistemas, de satélites, de lanzadores. México es un país en el que estamos iniciando nuestro programa espacial, aunque las actividades espaciales en el país no son nuevas. La Agencia Espacial Mexicana tiene cuatro años desde su creación. Nosotros queremos cooperar con Argentina en tres aspectos principales: primero, lo que tiene que ver con la información espacial, interpretar, procesar, distribuir, almacenar y adquirir información satelital. No necesariamente de satélites propios ni tampoco solamente de satélites argentinos. En el futuro nos daría mucho gusto esto, con todo lo que Argentina ha hecho con satélites internacionales para sus actividades de manejo de desastres naturales, conocimiento del territorio, mares, costas y otros recursos naturales, lo que tiene que ver con aspectos relacionados con el Cambio Climático y aspectos ecológicos de sustentabilidad y, por supuesto, todo lo que tiene que ver con seguridad nacional en costas y fronteras. Esta sería la primera fase de lo que nosotros quisiéramos aprender.

El segundo aspecto es empezar a desarrollar nuestra infraestructura espacial un poco adaptando y adoptando lo que Argentina ha hecho tanto en materia de segmento terrestre. Lo que tiene que ver con las antenas en territorio mexicano. Debemos recordar que en México no sólo nos interesa el conocimiento, el estudio y monitoreo de nuestro territorio sino también de todo el territorio donde tenemos cooperación y retos comunes cultural, científica, tecnológica o diplomáticamente, que es Centroamérica y el Caribe. A través de antenas en territorio mexicano, donde podríamos recibir las señales satelitales de otros países, incluidos los argentinos y donde el diseño del segmento terrestre, incluso la red informática asociada, que es una red de datos geomáticos debe responder a una necesidad. Por ejemplo, en desastres naturales, se necesita mucho el tiempo real, para Cambio Climático se necesitan series de tiempo largas y así cada temática va generando sus requerimientos.

Una tercera fase es empezar a trabajar ya sobre el segmento espacial. En México hemos tenido alguna experiencia en satélites pequeños, experimentos a bordo del Space Shuttle en su momento, algunas plataformas aerostáticas y lanzamientos suborbitales. Sin embargo, aquí en la Argentina, la experiencia en el segmento espacial es invaluable para nosotros. Estamos muy contentos que quieran compartir estas experiencias en un esquema de cooperación, académica, científica, tecnológica y, por supuesto, de desarrollo e innovación. De esta manera, en algún momento, vamos a tener mucha más fuerza para buscar fondos y financiamiento para desarrollos satelitales. Tenemos también la gran oportunidad de que estos desarrollos pueden ser complementarios. Esencialmente, de lo que se trata en el Espacio, en vistas de la oferta internacional de productos, servicios e información es llenar esos huecos, esos agujeros, gaps, que son de mucho interés para nosotros, tanto en bandas de frecuencia como en órbitas e incluso en lo que se refiere al acceso de la información, que requieren tiempo real como los desastres naturales.

Estas son las tres fases con las que nosotros queremos abordar esta cooperación. Nosotros reconocemos, por supuesto, todos los esfuerzos que han hecho desde  la serie SAC, los Arsat y todo lo que tienen de lanzadores. Sobre este último aspecto aún no profundizamos mucho. Tendríamos interés a mediano plazo. El núcleo del acuerdo es información, segmento terreno y espacial.

En México, el primer contacto con el Espacio fue a través de satélites de comunicaciones que adquirimos de una empresa norteamericana y los lanzamos con proveedores americanos, europeos y rusos. Lo que buscamos es que la siguiente generación de satélites tenga una mayor incorporación de productos o tecnología mexicanos. Sobre todo en el segmento espacial, en el segmento terrestre tenemos ya una buena cantidad de cosas que estamos haciendo y ahí la experiencia de Argentina es muy importante como uno aborda proyectos de alta tecnología. No sólo en las temáticas, la química, las tecnologías de la información, las comunicaciones, la mecánica, sino también la noción del manejo y la administración de proyectos muy complejos y de alto riesgo.

Sin embargo, las plataformas satelitales geoestacionarias son complejas y de largo tiempo de desarrollo, por eso queremos empezar primero en algunas actividades en órbita baja, sobre todo en monitoreo de la Tierra y aquí planteamos algunas necesidades específicas de México que en muchos casos coincide con las de Argentina y de otros países latinoamericanos. Hay ciertas bandas de frecuencia, ciertos nichos de oportunidad que no están cubiertos por la oferta internacional y es donde debemos sentarnos a discutir cuáles son estas oportunidades ya sea cargas útiles hospedadas o satélites destinados a llenar esos “gaps”.

Tengo entendido que la información va a ser compartida, complementaria con lo que ya existe y, ese es el otro punto, esto nos va a dar lugar a acceder a la tecnología tal como ustedes lo hicieron hace algunos años, empezando por las plataformas más pequeñas de monitoreo de la Tierra, órbita baja donde las condiciones para vuelo no son tan estrictas, pero sí con una meta a mediano plazo de empezar a trabajar en subsistemas o aplicaciones para satélites de órbita geoestacionaria.

Esto creo, es una manera gradual de entrar al tema espacial, sobre todo si queremos involucrar a la industria, que es algo que también podemos aprender de Argentina. El convenio que se firmó es marco, al cual iremos asociando específicos y queremos que el sector industrial este presente y, más aún, que los sistemas que desarrollemos vayan más allá de una demostración tecnológica o científica. El recorrido de la humanidad en el  sector espacial siempre ha sido ese, primero una demostración científica o tecnológica y después el sistema funcionando operacional del cual se hace una explotación comercial. Sin embargo, no en todo podemos recrear la historia de la tecnología espacial y tenemos que subirnos a lo que llamaría el “tren de la oportunidad” y la única manera es cooperando con un país que tiene muchas similitudes: espíritu latino, población joven, una industria entusiasta y retos comunes. Historias comunes, hoy lo veíamos cuando firmábamos el convenio en presencia de los presidentes de las Repúblicas, un gran entusiasmo de cooperar y, como el mismo presidente Macri resaltó, si bien los otros convenios tienen que ver con cuestiones sociales o de seguridad nacional, este es un proyecto muy visionario a nivel de desarrollo tecnológico conjunto, de alta tecnología, donde la cooperación internacional es indispensable y seguramente va a ser redituable para ambos países.

Hablando con la gente de la CONAE, ya identificamos algunas temáticas, tanto en las aplicaciones, la capacitación y la formación de capital humano que es una de las cuestiones prioritarias en las que reconozco y agradezco la excelente predisposición de capacitar a nuestros, técnicos, científicos, ingenieros, tecnólogos en el uso de la información, disponible o que deberemos comprar.

Posteriormente, la CONAE tiene la idea de seguir esta tendencia internacional de satélites miniaturizados, no sólo para monitoreo de la Tierra, sino también para comunicaciones donde ya trae una estrategia modular. Eso nos pareció muy inteligente, escalable y económicamente satisfactorio. En este proyecto nos gustaría ser socios, no sólo científicos y tecnológicos sino también comerciales ya que la industria argentina tuvo un despegue y consolidación en este tipo de nuevas plataformas satelitales. Por supuesto, sin olvidar las grandes plataformas geoestacionarias que van a seguir requiriéndose con cada vez mayores características de desempeño, conmutación a bordo, formación de haces, otras frecuencias y que van a estar pensadas para directamente para brindar Internet de Banda Ancha, Internet de las cosas, la movilidad y, por supuesto, todas estas cuestiones que deben entenderse y materializarse como el Big Data, un tema dominante en la sociedad.

La idea es cómo México pude potenciar, a través de este convenio, el sector espacial. En la parte industrial, México ya tiene una trayectoria muy importante en aeronáutica. El Espacio puede entenderse simplificadamente como una prolongación del sector aeronáutico, al cual hay que añadirle otras tecnologías como las de la información. Finalmente, el segmento espacial es un gran sistema de información, las comunicaciones y las imágenes constituyen información y el GPS es también información, de tiempo y frecuencia, que se traduce en posicionamiento o localización. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación son también un sector con muy buen desempeño en México. Entonces, no solamente podemos hacer acopio de ambas experiencias a nivel industrial, también podemos presentar una buena paridad.

Ese el posicionamiento: cooperar, compartir, aprender y, por supuesto, presentar una comunidad que sea de beneficio también para Argentina. No hay milagros, la relación tiene que ser gana-gana. México va a ganar de manera inimaginable por toda la experiencia, talento, voluntad de cooperación, contactos, etc. Pero estoy seguro que Argentina también va a encontrar muy buenos contactos, aparte del mercado mexicano, que es la economía número 15 del mundo y, a través del mercado mexicano y su posición geopolítica, entrar al mercado norteamericano. Estoy seguro que la relación va a ser gana-gana, seguro Argentina va a tener beneficios también muy importantes.

LS: ¿Cómo es la actualidad del sector espacial en México? ¿Cuáles son las líneas más importantes que están trabajando?

El sector espacial ya tiene, en esta administración del Presidente Enrique Peña Nieto, un reconocimiento al máximo nivel, pues lo tenemos el Plan Nacional de Desarrollo que es el plan rector de las actividades, de las inversiones y del esfuerzo del Gobierno Federal apareado con los Estado de la Federación. México tiene 32 entidades, que tienen cierto manejo autónomo, y ellos también invierten y proveen elementos para, por ejemplo, la atracción de inversión extranjera. Es muy favorable la actitud en esta organización federal, precisamente por un caso de éxito, que fue el sector aeronáutico. Hace 25 años sólo teníamos tres empresas y hoy tenemos 320 y creciendo a dos dígitos por año en la cifra de exportaciones. Somos el sexto proveedor del mercado norteamericano con productos de alta tecnología y con cerca de 50 mil empleos directos en el sector. Incorporando, transitando y prolongando al sector espacial, se prevé que al final de la década, para lo que sólo faltan cuatro años, podemos llegar hasta 100 mil empleos.

El Plan Nacional de Desarrollo posee tres líneas de acción generales. Una, por razones naturales, son las telecomunicaciones por satélite, donde ya no solamente México va a ser un comprador y operador sino también va ser el desarrollador de algunos subsistemas, sobre todo en el segmento terrestre con algunos terminales, centros de control, conectividad con la red celular, etc. En las futuras licitaciones de los satélites geoestacionarios va a tener que participar la industria mexicana y los centros de investigación proveyendo dos cosas. Una, son los componentes o procesos o software para el segmento espacial y la carga primaria del satélite. Por supuesto hay que trabajarlo con los desarrolladores y constructores. Lo segundo es un sistema de cargas útiles hospedadas (hosted payloads) en estos satélites, que bien podrían ser de telecomunicaciones, científicas o incluso de monitoreo de la Tierra en la órbita de los 36 mil kilómetros, como los satélites GEOS.

La otra línea tiene que ver con los sistemas de órbita baja para monitoreo, privilegiando los desastres naturales. México, al igual que Argentina, es vulnerable a inundaciones, deslizamientos de tierra, incendios forestales, tormentas, vulcanismo, etc.

El tercer dominante del Plan Nacional de Desarrollo, como AEM reside en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, es el uso del espacio para la modernización del transporte. El GPS, el futuro Galileo, GLONASS, COMPASS o Beidou que están apareciendo. Hemos ya platicado con varios países y se ve un escenario muy favorable para muchas cosas. México ha privilegiado el transporte federal, terrestre, marítimo aéreo, etc.

Son esos tres temas importantes para México, aunque no quiere decir que no privilegiamos algunos experimentos científicos. Tenemos incluso un convenio con la NASA de cooperación para participar en misiones de exploración planetarias, estamos definiendo cuales y como. Mucho va a ser a través de Cubesats, en México ya tenemos alrededor de una docena de grupos desarrollándolos, obviamente en la Argentina hay también grupos académicos. Estamos principalmente trabajando con el centro espacial Ames de la NASA en Mountain View, California. La tecnología cubesat, inicialmente para comunicaciones, monitoreo, pero también para misiones de exploración que son ya de bajo costo. No tienen el desempeño del Curiosity o del New Horizon, o Juno, pero permiten acceso económicamente satisfactorio, en corto tiempo y bajo riesgo para países en desarrollo como México. La NASA tiene planificados Cubesats a Marte y también a la Luna, e incluso tiene pensados Cubesats para hacer  Fly By de Asteroides, en este programa o iniciativa que tienen ellos de minería de asteroides donde los primeros exploradores van a ser cubesats. Es una manera muy práctica y muy interesante para involucrar a las universidades, a la sociedad en general.

Y no solamente tenemos colaboración con NASA, no debe entenderse eso de México. Es nuestro principal colaborador, nos quieren y los queremos mucho, pero también tenemos convenios con otros países. En Europa, en Japón, queremos desarrollar nuestra relación con Latinoamérica. Hemos estado juntos varias veces, por ejemplo, en Bogotá nos reunimos 12 jefes de agencias y emitimos la Declaración de Bogotá sobre el uso del Espacio para los desastres naturales. Después estuvimos en Nicaragua en la VII Conferencia Espacial de las Américas, hace un año aproximadamente, donde también nos juntamos con Agencias de toda Américas desde Alaska hasta Patagonia. Estuvimos en Costa Rica en un tema de vuelos no tripulados, También estuvimos un par de veces en Perú y en Colombia.

Tenemos también que hablar con Brasil. Es de mucho interés del gobierno mexicano cooperar con Brasil. Si comenzamos a tener una cooperación sólida y fuerte con Argentina, Brasil seguro va a voltear a vernos. Porque, finalmente, en México tenemos muy poco en el Espacio. La Agencia tiene cuatro años desde su creación y con presupuesto operativo tenemos dos años. Pero la fuerza es la red de cooperación, es como una red de telecomunicaciones con nodos. Puede ser que los nodos no sean muy intensos pero la fuerza de la red está dada por las interacciones y la confianza.

Esas son las prioridades de México, a donde estamos apuntando, y la idea es que sean transversales las comunicaciones, monitoreo y el GPS y que esto desarrolle la industria. Es como el lema de la CONAE, que vamos al Espacio para ver la Tierra con una idea de desarrollo de tecnología.

Hay que ver como es la disponibilidad de dinero para el espacio. México tiene un desarrollo muy importante en ciencias espaciales. Por ejemplo, observatorios astronómicos y radiotelescopios en Tierra, observatorios de actividad solar y estamos organizando una red de monitoreo de objetos cercanos a la Tierra para cooperar con la comunidad internacional en este tema. Sin embargo, las inversiones directas más fuertes en el espacio están en la compra de satélites geoestacionarios, y aquí hay muchísimo que hacer. México tiene actualmente el sistema Mexsat que consiste en dos satélites, uno en Banda C para Servicio Fijo y uno en Banda L para servicio móvil. Este último está dominado por aspectos estratégicos y de seguridad nacional, principalmente para protección de la población ante desastres naturales. Los usuarios son nuestras Fuerzas Armadas, Ejército, Marina y Fuerza Aérea, pero no es un ejército de guerra, sino de protección de la población. El Espacio lo utilizamos con fines pacíficos.

La tendencia actual es también admitir inversiones del sector privado, de otros estados y en asociación público-privada, sobre todo en estas inversiones que son grandes, con alto riesgo y con tiempos de retorno relativamente largos. En este tema también estamos tratando que México no pierda la inercia de seguir con su flota satelital. Naturalmente, rentar capacidad en plataformas internacionales podría ser menos riesgoso, más rápido y se puede diferir el pago a lo largo de los años que usas el sistema. Sin embargo, no te permite acceder a la tecnología, ni al diseño, ni a la capacitación de ingenieros. Pero las necesidades son tan grandes que México puede tener un camino doble, uno solucionando necesidades a muy corto plazo rentando capacidad, sobre todo en bandas de frecuencia que todavía no utilizamos y, por otro lado, desarrollando nuestros satélites. Una buena parte del segmento terrestre y una parte aceptable del segmento espacial, en cooperación internacional, por eso nos interesa mucho el convenio con CONAE. Argentina ya ha recorrido esa curva de aprendizaje y tienen una industria sólida y una visión a futuro muy pertinente y muy coherente con sus necesidades y con su posicionamiento tecnológico.

LS: Para el sistema Mexsat se tenían originalmente tres satélites planificados. ¿Cómo continúa el sistema luego del fallo en el lanzamiento del satélite Centenario?

El Gobierno Mexicano hizo bien las cosas y recibimos el dinero de la aseguradora. No fue un problema del satélite, sino del lanzador. Son cosas que pasan, que le pasaron a todo el mundo. El asunto es que en México, todos los satélites que había comprado y operado fueron todos exitosos. Esta fue la primera falla, por eso tuvo impacto.

Para la próxima licitación aparecen los dos dominantes que mencioné: que la industria mexicana participe con algún o algunos componentes, productos, sistemas, software o hardware y segundo, que tenga esta carga útil hospedada que, por supuesto, se debe desarrollar en México. A la Agencia Espacial le corresponde conseguir los recursos, lo que no es sencillo. Tenemos ya una media docena de propuesta para cargas útiles que pueden de ser de gran interés, tanto de comunicaciones como de monitoreo de la Tierra y de navegación aumentados. Por supuesto que el segmento terrestre también requerirá que haya mayor participación por parte de México, tanto en las antenas, en las terminales, en el encriptado y seguridad de la información que es muy importante. Actualmente el proveedor tiene alguna capacidad de encriptación, México deberá conocerla bien e incluso ofrecer una o más adicionales para mayor seguridad. Y eso es tecnología y participación de la comunidad académica y también de esto podemos sacar alguna industria.

Si bien en las industrias del sector aeroespacial predominan las aeronáuticas, con las alrededor de 320 que mencioné, hay en el orden de 30 empresas que ya están en el sector espacial. Por ejemplo, en conectores y arneses del Orion, la nave que va a llevar seres humanos a Marte, hay desarrollo importante por mexicanos. Soldadura de precisión para tanques presurizados criogénicos se hace en México. Todo eso es para exportación a los Estados Unidos.

LS: México refrendó gran cantidad de acuerdos de cooperación en todo el mundo en el último tiempo, destacándose en eso respecto a sus pares de la región. ¿Cuál es la razón de tan intensa actividad de cooperación internacional?

Hemos puesto mucho esfuerzo en eso, pues finalmente ningún país puede solo, ni los países desarrollados. Es una manera de subirse a la “ola” de la innovación a través de la cooperación. Tenemos acuerdos de cooperación con otros países, no necesariamente revestidos por un convenio, ya que en algunos casos llevan más tiempo

En el caso de Argentina quiero agradecer el gran esfuerzo de la Cancillería y de la Embajada Argentina en México y nuestros pares para poner a punto el convenio. Fue de mucha satisfacción para ambos presidentes que estuviera listo para firmarse. De los 17 que están en la ecuación, siete estuvieron listos y el nuestro fue uno de ellos y fue el primero que se firmó hoy por la mañana.

Los convenios son importantes porque con ellos tienes exposición a los tomadores de decisión, a los medios y a la sociedad, segundo, con ellos puedes ir a buscar recursos de nuestros propios gobiernos y tercero, también te comprometen. Los convenios no solo se firman para salir en la foto o cortar la cinta, sino que estamos convencidos que tenemos que ejecutar las metas, los objetivos, alcanzar los resultados esperados, y  este va a ser el caso. Con Conrado Varotto, con Félix Menicocci, tenemos ese compromiso, que no quede nada más en la firma, la foto y un listón. El convenio tiene que ser implementado aunque sea con actividades iniciales modestas.

Firmamos convenios con algunas naciones europeas, con India, China y con Venezuela hace unos meses y queremos seguir firmando y desarrollando acuerdos con los países de Latinoamérica y el Caribe, donde tenemos historias comunes, retos comunes y, hasta dramas comunes.

LS: Como es en México y como ven desde la AEM la apropiación en las distintas industrias que pueden beneficiarse de la tecnología espacial

Vemos dos perspectivas, por un lado lo que es el uso de la información disponible, después de procesarla, interpretarla, diseminarla y socializarla. Y la otra, como te apropias de la tecnología a la que tiene acceso a través de tu poder de compra como país. Puedes decir que no sólo quieres comprar una plataforma satelital o un transpondedor, sino que quieres adquirir tecnología con transferencia, que la compañía establezca una planta de producción, quiero que entrenen a mis operadores, que me ayuden a instalar una universidad del espacio. Esas son las dos perspectivas.

Viendo la primera, que es el acceso a la información, estamos en la era del Big Data. Vamos a tener muchos objetos conectados, más que seres humanos. Para acceder a la información de los satélites necesitas capacidad a bordo y en el downlink y yo veo que ahí va a haber mucho desarrollo, en el acceso al medio, en la utilización del canal de comunicaciones, parecido a como es actualmente el sistema celular. Las troncales van a ser sistemas de muy alta velocidad para traer la información, sobre todo cuando se requiere tiempo real como, por ejemplo, para desastres naturales o algunas acciones de seguridad. Veo que la apropiación por parte de la población respecto al primer dominante que es el acceso y el aprovechamiento de la información va a dar lugar a proyectos, compañías, programas que hoy no podemos imaginar. Vamos a saltar al Big Data espacial muy pronto, y esto solo respecto a las aplicaciones de monitoreo. Si haces la convergencia con el GPS y las comunicaciones, eso va a dar un gran sistema de información que hay que saber manejar, ya que es una red compleja, pero extremadamente rica en información.

Luego el otro dominante es como apropiarse de la tecnología, no en el sentido de copiar o remedar. Cómo atraer a las compañías para que dejen algo más que el producto por el que pagaste. Hay ejemplos exitosos de países desarrollados, pero también Brasil ha sabido comprar satélites al tiempo que atraen inversión extranjera y realizan transferencia de conocimiento al país y esa es una tarea importante que la tienes que prever desde el inicio del proyecto. A veces esto va a costar un poco más caro, pero pienso que los países en este estadio tecnológico estamos dispuestos a pagar por tener algo más que una caja negra o un llave en mano, que te resuelve un problema, una urgencia, pero creo que podemos hacer más que eso. Nuestra población esta lista, tenemos las universidades, una política industrial y cierta experiencia. Argentina tiene un camino recorrido más largo que México, pero nosotros tenemos 30 años comprando y operando satélites geoestacionarios y adquiriendo y usando imágenes de diferentes plataformas como Landsat o anteriores hasta los sistemas más avanzados de radar o hiperespectral y por supuesto la información científica del océano y la atmósfera.

El tema de apropiación es muy importante. Por ejemplo, mucho de los recursos que invierte la NASA es en que la sociedad se apropie del Espacio. No me refiero a la dinámica newtoniana o la astrodinámica, sino en saber que el espacio me va a ayudar a comunicarme, a salvarme la vida en el caso de un tornado o va a inspirar a mi hijo o a que yo mismo estudie una carrera y me dé un empleo. El espacio te inspira al conocimiento, como te posicionas como ser humano en la Tierra, en el Cosmos.

Veo esas dos dominantes de apropiación y una tercera, que es una libertad gramatical, que es como hacer que nuestra sociedad, incluyendo a los tomadores de decisiones y el Congreso, que es de donde viene el presupuesto, se apropien del Espacio.

LS: La CONAE de Argentina viene pregonando hace tiempo la creación de una Agencia Regional. ¿Qué consideración hacen sobre una organización de esas características?

Se ha hablado y propuesto una esta organización en varias ocasiones. Hay un caso, y es exitoso, que es la Agencia Espacial Europea (ESA). No hay muchas en el mundo, creo que la única de esas dimensiones es la ESA, que les ha permitido potenciar sus recursos, compartir riesgos, definir y afinar sus proyectos comunes y, por supuesto, tener una gran visibilidad para inducir a los gobiernos a invertir en el Espacio, pero también al sector privado y al académico a abordar carreras o maestrías en temas espaciales.

A primera vista, y de manera instintiva e intuitiva, adherimos a una agencia a nivel regional. Hay algunos esfuerzos en este sentido, en Centroamérica hay una organización, aunque todavía no es una agencia que tenga una participación vinculante con la aportación de recursos. Una agencia colectiva permite no solo expandir los recursos sino también tener una toma de decisiones hacia dónde van los proyectos para un beneficio de todos.

Incluso hemos estado platicando no solo con CONAE, sino también durante la Declaración de Bogotá con 12 agencias y todos somos favorables. Creo que el problema no es buscar los elementos comunes, ya que estamos todos convencidos de que es absolutamente favorable, sino el cómo la integramos, cuál es la estructura y cómo convencer a nuestros gobiernos de aportar a la colectividad y como afinar las prioridades. En América Latina no tienen que ser las mismas que en los países desarrollados. Nosotros tenemos retos que son los desastres naturales, la conectividad de la población, el Cambio Climático, el conocimiento de nuestro territorio, cuestiones de seguridad. Por ejemplo, la exploración con telescopios espaciales son necesarias pero se va a tener que hacer una priorización, sobre todos si queremos que los Estados inviertan en esta agencia.

Veo mucho entusiasmo en varios países, no veo oposición de ninguno, que es algo importante, y pienso que estableciendo estos acuerdos bilaterales vamos a empezar a tener más visibilidad. Obtener resultados, ejemplos que muestren que la cooperación realmente potencia. Si lo hace la cooperación de uno con uno, imaginemos lo que puede la cooperación de uno con diez, o con veinte, tendría mucho más escalamiento positivo.

La posición de Brasil es muy importante, junto con Argentina, diría son los dos “titanes” del Espacio Latinoamericano. Estaríamos muy contentos si Brasil comenzara a hablar del tema y buscara los mecanismos para, gradualmente, empezar con proyectos multilaterales y que esto luego pueda convertirse en un elemento vinculante a nivel regional. ¿Cuál sería el alcance de la región? Eso habría que discutirlo entre todos.

Tenemos la Conferencia Espacial de las Américas, la última edición fue en Nicaragua y ahí participan todos los países desde Alaska a Tierra del Fuego.

LS: También ahora en Guadalajara se realizará el Congreso Internacional de Astronáutica

Si, recibiremos cerca de 5 mil participantes de más de más de 80 países, 30 agencias espaciales del Mundo y personalidades importantes: astronautas, jefes de agencias, inversionistas. Son 180 eventos simultáneos del 23 al 30 de septiembre en Guadalajara.

Este evento privilegia la participación Latinoamericana, precisamente por eso ganamos la sede. Argumentamos que México es la puerta hacia Latinoamérica. Tenemos confirmada la presencia de varios países de la región y por supuesto Argentina estará presente. Tenemos eventos con los jefes de las agencias y las industrias latinoamericanas.

LS: Qué importancia tiene para usted la creación y consolidación de empresas de base tecnológica en el sector espacial y que instrumentos tiene desarrollados o piensa desarrollar la AEM y el gobierno de México.

Son varios instrumentos. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) tiene un fondo para apoyar proyectos de innovación en el sector aeroespacial. Se realiza una convocatoria y una evaluación técnica y académica rigurosa con juicio de pares y se otorgan los proyectos. Son varios fondos que maneja el CONACyT, uno de ellos lo tiene en conjunto con la Agencia Espacial Mexicana (AEM). Por cada peso, cada unidad monetaria que pone el CONACyT, la AEM pone otro de su presupuesto.

Tenemos ya dos años de estar apoyando proyectos. De manera general son 20 proyectos por año, hoy ya hay casi 40 proyectos vigentes y la tercera convocatoria está a punto de decidirse. Van a ser otros 20 proyectos, pero de los primeros van a ir finalizando algunos.

Esta es una forma de impulsar de abajo hacia arriba. De los centros, de la academia hacia la creación de valor en la pequeña y mediana industria con desarrollos tecnológicos, capacidades de prueba, software. Y de Arriba hacia abajo, atrayendo inversión extranjera de compañías aeroespaciales. En México, dentro de estas 320 empresas aeroespaciales, muchas son prácticamente aeronáuticas, pero en sus casas matrices, tienen también actividad en el sector espacial, como por ejemplo Honeywell, que en México solo tiene aviones, pero en Estados Unidos también tiene satélites, cohetes. Lockheed Martin, Safran, Airbus y muchas otras a manera de ejemplo, que podrían empezar a desarrollar sistemas espaciales.

La Secretaría de Comunicaciones (de donde depende la AEM), a través de las licitaciones, los Estados de la República, a través de la posición favorable en los Clusters aeroespaciales para recibirlos, pueden atraer otras compañías espaciales que todavía no se instalaron en México que pueden ser tanto proveedoras de la cadena de valor o compañías innovadoras como las compañías de satélites pequeños para comunicaciones de órbita baja en Banda H, cuyo propósito es llevar Internet de Banda Ancha a todas las escuelas del Mundo. A estas empresas las estamos atrayendo para que hagan el proyecto piloto en México, en el Estado de Oaxaca, ubicado en el sur del país, que tiene retos importantes y que traigan producción a México directamente. Es una tecnología disruptiva, con propulsión eléctrica, conmutación a bordo y algunas otras características para interoperar con los satélites geoestacionarios que utilizan la misma frecuencia. Es un sistema de alta tecnología que ya se instalaría en México y estoy seguro que podemos proveer los ingenieros y los técnicos e incluso facilidades de prueba, que las teníamos ya, un poco aisladas y desconectadas, pero que con la Agencia estuvimos aglutinando.

México ya tuvo un astronauta, tuvo otro que es México-americano. Hay un tercer astronauta pero ya de tercera generación, sus padres son nacidos en Estados Unidos. El programa tripulado, sin ser primera prioridad,  sería de interés seguirlo y hemos platicado con estos astronautas, con NASA y la Agencia Espacial Europea y su nuevo presidente, Johann-Dietrich Wöerner, con quien tenemos una relación muy cordial.

Esto es lo que pasa en México, nos gustaría tener el desarrollo que tiene Argentina, y estoy seguro que ejecutando este convenio vamos a entendernos bien, vamos a capitalizar una relación gana-gana ejemplar, que es muy importante en América Latina.