La comunidad astronómica española ha expresado su preocupación por los efectos de la crisis climática y la huella ecológica que dejan sus investigaciones, tanto por los kilómetros que recorren como por sus grandes telescopios, por lo que han solicitado regular las megaconstelaciones de satélites.
Las investigaciones astronómicas tienen una huella ecológica derivada del impacto de construir grandes instalaciones de telescopios en la Tierra, el lanzamiento de satélites al espacio y el uso de supercomputadores. A su vez, se suma el impacto de los viajes que realizan los profesionales de la astronomía, siendo el colectivo científico que más kilómetros acumula cada año por los desplazamientos a observatorios en lugares remotos y a los congresos en todo el mundo.
Las últimas encuestas que se realizaron revelaron que un 86 por ciento elegiría el tren en vez del avión en viajes de menos de tres horas, un 75 por ciento lo haría si son menos de cinco horas y un 41 por ciento de menos de siete horas. Al mismo tiempo, casi ocho de diez querría que este tipo de congresos tuvieran una modalidad híbrida para no viajar.
Por otro lado, otra de las máximas preocupaciones es la contaminación lumínica por sus efectos en la observación del universo, tanto para la astronomía profesional como para la no profesional y el público en general, afectada principalmente por las grandes constelaciones de satélites artificiales en órbita baja.
En relación a esto, la megaconstelación Starlink pretende contar con 12 mil satélites en una primera fase que podrían aumentar hasta 45 mil más adelante, y otros proyectos aspiran a colocar cantidades similares de aparatos en órbita. Si se llegaran a lanzar todos los anunciados se superarían los 100 mil satélites en la órbita terrestre baja en menos de 20 años, lo que no solo altera el paisaje nocturno, sino que dificulta la observación astronómica en diversos niveles.
En la XVI Reunión Científica de la Sociedad Española de Astronomía (SEA), que se celebra entre el 15 y el 19 de julio en Granada y en la que por primera vez ha participado un investigador no astrónomo, comunicaron su mirada respecto a la sostenibilidad.
El lunes 15 se realizó la charla plenaria titulada “La ciencia, ante la inacción ambiental y social, debe pasar de la advertencia a la insistencia y a la acción” a cargo del profesor del CSIC, científico ecólogo y activista por la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, Fernando Valladares, con el objetivo de aunar esfuerzos entre las diversas disciplinas científicas para aumentar la difusión y concientización.
Se iniciaron distintas acciones en la búsqueda de solucionar este problema, entre ellas la creación del grupo internacional Astronomers for Planet Earth (A4E) que toma el lema “No hay un planeta B”, y el grupo de trabajo de la SEA que realiza estudios periódicos.
A su vez, la comunidad astronómica ha pedido una regulación internacional multilateral y la colaboración entre los diversos actores implicados en este problema para preservar el cielo de día y de noche.