El 7 de abril de 1990 un cohete Larga Marcha-3 lanzó con éxito el satélite de comunicaciones geoestacionario AsiaSat-1. Treinta años después, la República Popular China es protagonista de la industria de los servicios de lanzamiento.
Hace treinta años, el 7 de abril de 1990, se lanzó con éxito un satélite de la compañía estadounidense Hughes mediante el lanzador Larga Marcha-3 (LM-3 o CZ-3) desarrollado por el entonces Ministerio de Industria Aeroespacial de la República Popular China, actual Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial China (CASC). El exitoso lanzamiento del satélite de comunicaciones AsiaSat-1, operado por la empresa Asia Satellite Telecommunications Company de Hong Kong, significó el primer lanzamiento comercial internacional de China y su entrada formal en el mercado espacial mundial.
En 1984, seis años antes del lanzamiento del satélite AsiaSat-1, el cohete LM-3 había lanzado con éxito al satélite de comunicaciones geoestacionario Dongfanghong-2 (DFH-2), confirmando la capacidad de China de lanzar satélites en órbitas altas.
El cohete LM-3, primera versión de esta serie de lanzadores, tenía la capacidad de enviar satélites de hasta 1,5 toneladas de peso a una órbita de transferencia geoestacionaria (GTO) de 36.000 kilómetros de apogeo. El LM-3 estaba compuesto por tres etapas. La etapa superior era de alto rendimiento y utilizaba oxígeno e hidrógeno líquidos como propelentes, lo que situaba a China entre los pocos países que dominaban esta compleja tecnología.
Al ingresar al club de las órbitas altas, la industria espacial China también había ingresado a un período de transformación. ¿Cómo aprovechar la reforma y apertura política para superar las dificultades y lograr el desarrollo? La industria espacial china se centraría en el mercado comercial internacional.
En ese momento, aunque el cohete Larga Marcha no era comparable a los cohetes más avanzados de Occidente, garantizaba la autonomía en el acceso al Espacio y permitía atender misiones de lanzamiento de órbita alta y baja, lo que le daba a la industria espacial china la confianza para ingresar al mercado mundial.
En mayo de 1984, el Ministerio de Industria Aeroespacial estableció el «Equipo Comercial de Diez miembros» para el desarrollo del mercado internacional y comenzó a promover sus servicios de lanzamiento comercial en el mundo. En octubre de 1985, China anunció oficialmente que la familia de vehículos Larga Marcha se ofrecería en el mercado internacional de servicios de lanzamiento de satélites y estaría a disposición para lanzar satélites de empresas extranjeras.
El 28 de enero de 1986, el transbordador espacial estadounidense Challenger explotó y, como consecuencia, se vio afectada la industria de lanzamiento occidental. Varios satélites occidentales se vieron obligados a quedar en Tierra, por lo que el exitoso cohete LM-3 quedó a la vista de los clientes occidentales.
La industria espacial china aprovechó inmediatamente la oportunidad e intensificó los esfuerzos para promover servicios de lanzamiento mediante cohetes Larga Marcha a nivel internacional. El Estado también brindó un fuerte apoyo ya que la Asamblea Popular Nacional había aprobado la adhesión de China al “Tratado sobre el Espacio ultraterrestre”.
En 1988, una delegación aeroespacial china formada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología para la Defensa Nacional y el Ministerio de Industria Aeroespacial comenzó negociaciones con los Estados Unidos en Beijing y Washington. El resultado fue la firma tres acuerdos entre los gobiernos de los dos países sobre servicios de lanzamiento, que básicamente permitieron que la serie de cohetes Larga Marcha ingresara al mercado de lanzamiento de satélites estadounidenses.
Gracias a los esfuerzos de las partes, el cohete Larga Marcha obtuvo una serie de contratos y acuerdos de «reserva» de lanzamiento. Algunos contratos fueron obstruidos por competidores occidentales y obligados a ser suspendidos, otros requirieron desarrollos por lo que tardaron un poco más en realizarse. El contrato para lanzar el satélite AsiaSat-1 mediante el cohete LM-3 fue el primero en llevarse a cabo. Esto hecho significó la entrada formal de China en el mercado internacional de lanzamiento de satélites de comunicaciones de órbita alta.
El cohete LM-3, nacido en el valle de Daliang, era un símbolo del desarrollo, capacidad y confianza del país. Sin embargo, en ese momento algunas personas no confiaban mucho en el cohete Larga Marcha e hicieron conocer sus dudas. Algunas voces en China temían que, si el lanzamiento fallaba, el país sufriría las consecuencias. Estas personas pensaban que los cohetes chinos debían lanzar únicamente satélites chinos, y que lanzar satélites extranjeros no era conveniente. Fuera del país también surgían las dudas. Un extranjero preguntó una vez: ¿China utiliza bambú para hacer los carenados de los lanzadores? El lanzamiento exitoso del satélite AsiaSat-1 en 1990 mediante el cohete LM-3 despejó finalmente estas dudas.
El equipo chino había logrado superar todos los desafíos que plantearon tanto el aspecto técnico como el comercial. Algunos de los problemas que se presentaron estaban relacionados con las salvaguardias relacionadas al secreto tecnológico de las cargas a transportar, las especificaciones técnicas inconsistentes, la compatibilidad entre en lanzador y el satélite, el transporte y el almacenamiento, entre otras. El lanzamiento exitoso del satélite AsiaSat-1 demostró la capacidad de superar estos desafíos gracias a los esfuerzos de todas las partes.
Para garantizar que el lanzamiento sea exitoso, se contó con un equipo de personas experimentadas para llevar adelante la misión, dos tercios de ellas ya habían participado en el sexto lanzamiento del cohete LM-3 el 4 de febrero de 1990. Por otro lado, durante la ejecución del acuerdo con los Estados Unidos, la industria china atravesó por todo el proceso relativo a los servicios de lanzamiento comercial internacional, aprendiendo una serie de reglas y conceptos de la industria, como aquellos relacionados con el seguro de lanzamiento.
Después del exitoso lanzamiento de AsiaSat-1, el líder Deng Xiaoping envió felicitaciones al equipo de trabajo mientras que el país se emocionaba mediante transmisiones en vivo de los eventos. La noticia tuvo impacto mundial y como resultado diversos clientes internacionales reconocieron la fortaleza de la industria espacial China y comenzaron a mostrar interés.
En los últimos 30 años, desde el lanzamiento del satélite AsiaSat-1 mediante el cohete LM-3, China ha completado con éxito docenas de servicios de lanzamiento comerciales internacionales. Estas misiones tuvieron como destino tanto órbitas bajas como órbitas altas, con aplicaciones que van desde las comunicaciones a la teledetección, de satélites nacionales y extranjeros, dejando la huella china en la industria espacial comercial.