Regulaciones y Políticas

Volver al futuro

Se cumplen cuatro años del lanzamiento de ARSAT-2 y del envío al Congreso Nacional del proyecto de Ley de Desarrollo de la Industria Satelital. Actualidad crítica y alternativas para volver a buscar el futuro de la industria satelital

El 30 de septiembre de 2015 se lanzaba al Espacio ARSAT-2, el segundo satélite geoestacionario de comunicaciones del operador estatal argentino ARSAT. Desplegado en el Espacio mediante un vehículo Ariane-5 de Arianespace, ARSAT-2 fue diseñado y fabricado en la ciudad de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, por la empresa de tecnología INVAP, también estatal.

La puesta en órbita de ARSAT-2, junto al lanzamiento de ARSAT-1 un año atrás, significó el cumplimiento de la ley 26.092 de creación de ARSAT sancionada en abril de 2006. Esta Ley, enviada al Congreso Nacional por el entonces presidente Néstor Kirchner, aprueba el estatuto social de la empresa que establece en su objeto social: realizar por sí, o por cuenta de terceros o asociada a terceros, el diseño, el desarrollo, la construcción en el país, el lanzamiento y/o la puesta en servicios de satélites geoestacionarios de telecomunicaciones en posiciones orbitales que resulten o resultaren de los procedimientos de coordinación internacionales ante la Unión Internacional DE Telecomunicaciones (UIT) y bandas de frecuencias asociadas y la correspondiente explotación, uso, provisión de facilidades satelitales y/o comercialización de servicios satelitales y/o conexos.

ARSAT recibió al momento de su creación los activos de la empresa privada Nahuelsat que operaba el Nahuel-1A, lanzado en 1997, en la posición de 72° Oeste. Además, se le otorgaron a ARSAT los derechos de uso de la posición de 81° Oeste asignada por UIT a la Administración Argentina. Nahuelsat debía colocar un segundo satélite en esta posición pero al no invertir en este proyecto puso en riesgo la asignación.

La sanción de la Ley 26.092 implicó el desarrollo de uno de los planes de infraestructura tecnológica más complejos y ambiciosos de la historia Argentina. A partir de este proyecto se retuvieron en el país a un conjunto de ingenieros de Nahuelsat que estaban por migrar ante la falta de proyectos y el incierto futuro del operador privado y se consiguió traer de regreso al país a otros que habían partido tiempo atrás. INVAP logró un saltó en sus capacidades ampliando su experiencia en satélites de observación de la Tierra incursionando en las comunicaciones por satélites. Se creó CEATSA, facilidad para llevar adelante los ensayos de los dos satélites ARSAT, actualmente utilizada para otras misiones. Argentina actualmente exporta capacidad satelital a los Estados Unidos y opera dos satélites casi completos generando ingresos por alrededor de USD40 millones.

El futuro llegó

El 30 de septiembre de 2015, tras el lanzamiento exitoso de ARSAT-2, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció el envío al Congreso de la Nación un nuevo proyecto de Ley con un plan para los siguientes 20 años. El Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035 tiene como meta darle continuidad e impulsar las capacidades de diseño y fabricación de satélites geoestacionarios de comunicaciones mediante la ampliación de la oferta de servicios de ARSAT.

El plan, que fue aprobado como Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, establece la ampliación de la flota de ARSAT de dos a seis satélites en un plazo de 20 años, el desarrollo de una nueva plataforma con propulsión eléctrica para mejorar la eficiencia de los satélites fabricados por INVAP, el incremento en el componente nacional de los satélites fabricados en el país y la búsqueda de la exportación de dos plataformas en asociación con operadores satelitales de la región. Los satélites enmarcados en el plan, a diferencia de ARSAT-1 y 2 cuya inversión provino del tesoro nacional, deben financiarse con los propios ingresos de la empresa y crédito tomado por ARSAT en el sistema financiero.

ARSAT-3, con carga útil en banda Ka para llevar la banda ancha satelital a todo el territorio argentino y garantizar el derecho a la información y la comunicación de los habitantes del país, es la primera misión contemplada en el plan. Su fecha de lanzamiento había sido establecida para el año2019.

Cuando anunció el envío del proyecto de ley al Congreso de la Nación, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo: “Quiero decirles a todos los argentinos que el futuro a llegado. Hoy lo vimos despegar y en el Parlamento lo vamos a institucionalizar para que nadie más le pueda robar el futuro a ningún argentino”.

Cambiar futuro por pasado

Con la llegada al gobierno nacional de Mauricio Macri en diciembre de 2015, la política satelital sufrió un cambio rotundo. ARSAT-3 fue suspendido, primero con la excusa de cambios en el diseño y luego sin mayores precisiones. También fue interrumpida la inversión en una nueva plataforma más eficiente que debía impulsar el entonces Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva, posteriormente reducido a Secretaría, incluso a pesar de haber mantenido el ministro en la transición de gobierno.

La industria espacial argentina también fue golpeada con la reducción del presupuesto de la CONAE, que cayó de alrededor de USD200 millones por año a menos de USD40 millones en apenas un par de años. El desfinanciamiento también implicó la suspensión del proyecto de acceso al Espacio Tronador llevado adelante por la CONAE a través de la empresa VENG, la paralización de las misiones SARE y el retraso en SABIA Mar-1. SAOCOM-1A consumió todos los recursos presupuestarios y fue lanzado en 2018 mientras que SAOCOM-1B será lanzado a principios de 2020. El proyecto SAOCOM fue iniciado a finales de la década de los 90 y tuvo un fuerte impulso entre 2011 y 2015 cuando la CONAE pasó a depender del ex Ministerio de Planificación Federal Inversión y Servicios Públicos.

La suspensión de ARSAT-3 derivó en una situación análoga a la que había atravesado la Argentina antes de la creación de ARSAT con la asignación de la posición de 81° Oeste en las bandas Ku y C. En septiembre de 2019 vencía el plazo para ocupar también la posición de 81° Oeste con un satélite que opere en banda Ka. Al suspender ARSAT-3, sin justificación aparente, ARSAT debió alquilar el ASTRA-1H de SES para que transmita durante tres meses desde la posición de 81° Oeste y así obtener una prórroga de UIT por el plazo de tres años. Esta solución de compromiso temporal tuvo un costo de 8 millones de euros para la Argentina.

En julio de 2017 se conoció, mediante una investigación periodística, que ARSAT había firmado un acuerdo con Hughes Network Systems para constituir una nueva empresa mixta, controlada por la norteamericana, y poner en órbita un satélite que brindara banda ancha satelital en Argentina. El acuerdo preveía que la Argentina debía aportar la posición orbital y que la tecnología de carga útil y de segmento terreno sería provista por Hughes. La injustificada suspensión de ARSAT-3 y este acuerdo posterior generaron un fuerte rechazo en la sociedad. Además, un acuerdo de estas características, según lo que establece la ley 27.208, no puede ser firmado por los funcionarios de la empresa, debe pasar por el Congreso de la Nación. Las autoridades de ARSAT, y el propio presidente Macri, intentaron una tibia defensa del acuerdo del que posteriormente no se volvió a tener noticias.

En los casi cuatro años de gobierno de Mauricio Macri Argentina aplicó en los hechos la política de cielos abiertos reclamada por los operadores internacionales. Se autorizaron a operar en el país 25 satélites de bandera extranjera sobre la base del Reglamento de Gestión de Servicios Satelitales aprobado en el año 1999, cuando Argentina no fabricaba este tipo de satélites y la industria era muy diferente a lo que es en la actualidad. Incluso se autorizaron satélites extranjeros invocando acuerdos de reciprocidad en el trato con administraciones como Brasil y México que aún no autorizaron a ARSAT-2, único satélite argentino con capacidad de brindar servicios en esos países. La autorización de satélites sobre la base de acuerdos de reciprocidad con Países Bajos y España, países donde ARSAT no tiene cobertura, no tienen un mínimo de racionalidad.

Volver al futuro

No cabe duda que Argentina tiene que volver a plantear su política satelital y, en particular, el plan para ARSAT como operador satelital comercial. El 11 de diciembre, cuando asuma un nuevo espacio político en el gobierno o renueve el actual (con menor probabilidad), será el punto de partida.

ARSAT como empresa comercial debe tener una dinámica que busque ampliar los servicios e incrementar sus ingresos y, al mismo tiempo, ser el medio para que el Estado garantice los derechos de las personas que habitan el territorio. ARSAT, también, es naturalmente la principal fuente de demanda de satélites para INVAP, así como los es Spacecom para IAI en Israel y Turksat para TAI en Turquía, y por lo tanto el motor del desarrollo de la industria.

La regulación actual en Argentina debe modificarse para actualizarse y adecuarse a la realidad de las comunicaciones satelitales. Los distintos actores de sector deberán establecer la forma de armonizar la oferta internacional con la promoción del operador y el fabricante de satélites nacional. Sería insensato bloquear la oferta de servicios internacionales para proteger la industria argentina, tanto como mantener un esquema de falsas reciprocidades que torna arbitrario el marco regulatorio y no preserva las capacidades nacionales.

Una política de cielos abiertos simplifica la tarea a los grandes operadores y, tal vez, reduce costos y facilita el acceso a los usuarios. Una situación similar podríamos suponer para los consumidores de limones en los Estados Unidos, sin embargo Argentina encuentra normativa que protege a los productores de limones en este país y limita las alternativas de exportación. Si Argentina opera y fabrica satélites, deberá establece un marco que promueva y proteja sus capacidades sin limitar los servicios disponibles en el territorio para no perjudicar a los usuarios de los servicios. Un equilibrio complejo del cual depende el futuro de toda una industria de alto valor agregado.

¡Feliz cumpleaños ARSAT-2!

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