Acceso al Espacio Destacada

Exitoso lanzamiento del cohete Electron, pionero en el nuevo mercado de lanzadores

Rocket Lab hace historia con Electron siendo la primera empresa privada que pone en órbita satélites desde su propia plataforma de lanzamiento.

Por Pablo Cavataio

El 21 de enero la empresa Rocket Lab lanzó exitosamente su cohete Electron en una misión denominada Still Testing. De esta manera, el lanzador hace historia y se convierte en el primero en llegar a la órbita dentro del numeroso grupo de vehículos que están siendo desarrollados por empresas enmarcadas en un nuevo formato que ha tomado la industria espacial, el denominado NewSpace. Este concepto se refiere al naciente sector privado que siguiendo una motivación puramente comercial intenta impulsar un acceso al espacio de menor costo y rápido desarrollo, con fuerte enfoque en la innovación, pretendiendo atender la creciente demanda de transporte de cargas livianas.

Este fue el segundo intento luego del malogrado lanzamiento realizado en Mayo de 2017, en el que una falla de telemetría obligó al control de misión terminar el vuelo cuando el cohete se encontraba a una altura de más de 200 kilómetros. El lanzamiento se realizó desde la plataforma Rocket Lab Launch Complex 1 que la empresa posee en la península de Mahia, Nueva Zelanda. El centro de control de misión está ubicado en Auckland, a unos 400 kilómetros al noroeste de la plataforma.

La carga de esta histórica misión consistió en tres cubesats comerciales que actualmente están orbitando nuestro planeta y gozan de buena salud. Uno de ellos es el Dove de la empresa Planet, cuya finalidad es la observación de la Tierra. Los otros satélites, denominados Lemur 2, son propiedad de la empresa Spire y su función será la de rastrear embarcaciones y el estado del clima.

El cohete Electron tiene una altura de 17 metros, 1,2 metros de diámetro y pesa 12,5 toneladas al despegue, 11,3 de las cuales corresponden a los propelentes. Consta de dos etapas para las cuales utiliza kerosene de calidad espacial (RP-1) como combustible y oxígeno líquido (LOX) como oxidante. Tanto la estructura principal como los tanques de combustible y oxidante son fabricados con material compuesto a partir de fibra de carbono. La capacidad del lanzador le permite situar una carga de 150 kg en órbita heliosincrónica (SSO) o 225 kg en una órbita baja (LEO) de 300 kilómetros de altura con 45º de inclinación. La primera etapa está compuesta por 9 motores Rutherford, desarrolla un empuje de 192 kN con un impulso específico (ISP) de 303 segundos. La segunda etapa consta de un único motor Rutherford con 22 kN de empuje y 333 segundos de ISP. El lanzador presenta varias innovaciones que van desde la aviónica a los componentes estructurales aunque, sin duda, se destacan aquellas relacionadas con el motor. Para la fabricación de los componentes principales se utiliza la manufactura aditiva (impresión 3D) con técnica de fusión por haz de electrones (electron beam melting), una de las más avanzadas. De esta manera, Rocket Lab fabrica sus propias válvulas principales de combustible, bombas, inyectores y cámara de combustión regenerativa, asegurando poder imprimir un motor en tan solo 24 horas. Por otro lado, y quizás lo más notable, es la introducción de un nuevo ciclo de propulsión al reemplazar las turbobombas por electrobombas que se valen de motores brushless, inversores y baterías de polímero de litio (LiPo) para impulsar los propelentes a la cámara de combustión. Con esta exitosa implementación de la idea, se logra disminuir la complejidad y los altos costos (de desarrollo y producción) asociados a las turbobombas utilizadas en los ciclos de propulsión tradicionales.

Rocket Lab fue fundada en Nueva Zelanda en el año 2006 por Peter Beck. En 2013 la empresa se traslada a Los Ángeles, Estados Unidos, manteniendo a la sede de Nueva Zelanda como subsidiara. Como empresa privada los inversores principales son los capitales Khosla Ventures, Bessemer Venture Partners, Data Collective, Promus Ventures, Lockheed Martin y K1W1. En sus comienzos la empresa logró un importante contrato con la Operationally Responsive Space Office, del Departamento de Defensa de Estados Unidos, para realizar estudios sobre lanzadores para transporte de nanosatélites. Se estima que Rocket Lab ha invertido alrededor de 100 millones de dólares y 5 años de trabajo en el desarrollo del vehículo Electron.

«Lo que era realmente importante para nosotros cuando desarrollamos este vehículo no fue desarrollar algo para simplemente alcanzar la órbita, y eso es todo, sino desarrollar algo para que una vez que llegáramos allí, esté listo para ser comercializado” afirmó Peter Beck, director general de Rocket Lab, en una entrevista luego del exitoso lanzamiento. En línea con esta declaración, la empresa afirma tener lista sus instalaciones para producir a un ritmo de un lanzador por mes.

Video del Lanzamiento

Actualmente el costo de lanzamiento anunciado por la empresa es de 4,9 millones de dólares. Rocket Lab ya tiene contratos firmados con la NASA y la empresa Spaceflight para nuevos lanzamientos de smallsats. Otro de los clientes es la empresa Moon Express, con quien ha firmado cinco lanzamientos (Moon Express pretende enviar en los próximos meses, en lo que sería su primera misión, la nave MX-1E hasta la superficie de la Luna).

Queda claro que estamos viviendo una nueva era en la industria espacial. Los nuevos jugadores (con Spacex llevando la delantera) se mueven de manera ágil y rápida lo que les permite hacer de la innovación una herramienta fundamental para sus desarrollos y sus planes de negocio. Las empresas tradicionales de servicios de lanzamiento y las agencias espaciales que actualmente poseen vehículos lanzadores, o los están desarrollando, están tomando nota para adecuar o repensar sus planes y proyectos en función a los nuevos tiempos que corren.

En este sentido, Johann-Dietrich Wörner, director general de la ESA, dijo en la 10º Conferencia sobre Política Espacial Europea que se está realizando esta semana en Bruselas: “Todos los días tengo discusiones acerca de si el Ariane 6 es el camino que deberíamos seguir, porque la competencia es muy difícil”. Este evento, además, fue el elegido para anunciar el premio EIC Horizon Prize, el cual ofrece 10 millones de euros para desarrollar soluciones de bajo costo, comercialmente viables, para lanzar smallsats a la órbita baja terrestre utilizando tecnología europea sin dependencias.

Algunos analistas cuentan en más de 40 las iniciativas privadas a nivel global que pretenden comercializar sus propios microlanzadores. De esta lista Vector Space Systems y Virgin Orbit, ambas de Estados Unidos, parecerían ser las próximas en poder lograr llegar al Espacio. Por lo visto hasta el momento, 2018 se perfila como un año lleno de novedades para la industria del acceso al espacio en todos sus segmentos de mercado.

Fuentes:

Rocket Lab

Moon Express

Planet

Spire

ESA