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ARSAT, desmantelamiento de una Política de Estado exitosa

Suspensión de ARSAT-3, caída en la actividad de INVAP, costos millonarios para proteger posiciones orbitales, emigración de ingenieros, incumplimiento del marco normativo y falta de capacidad en la flota del operador nacional

ARSAT-3 es el primer satélite que debía construirse según lo establecido en el Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035 aprobado en noviembre de 2015 por la Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital. Su principal propósito, llevar banda ancha satelital a todo el territorio nacional. En 2015 se inició su construcción en INVAP y su lanzamiento fue planificado para el año 2019.

El 10 de diciembre de 2015 en Argentina operaban los satélites geoestacionarios de comunicaciones ARSAT-1 y ARSAT-2 lanzados al Espacio el 16 de octubre de 2014 y el 30 de septiembre de 2015, respectivamente. Ambos satélites fueron diseñados y fabricados en la Argentina por la empresa estatal de tecnología de la provincia de Río Negro INVAP con la participación de una multiplicidad de empresas pymes e instituciones del sistema científico y tecnológico nacional. ARSAT-3, además de ampliar la oferta de servicios del operador satelital estatal ARSAT, permite ocupar con tecnología espacial nacional una de las nuevas posición orbitales asignadas a la Argentina por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y dar continuidad a las capacidades de diseño y fabricación de INVAP alcanzadas con los primeros dos satélites.

Primero esgrimiendo variadas excusas y luego en el silencio total, las autoridades que asumieron en ARSAT luego del 10 de diciembre de 2015, suspendieron la construcción de ARSAT-3. Esta medida arbitraria e injustificada, en clara violación de la ley 27.208, tuvo muy graves consecuencias.

Deja Vu, alquilar satélites para proteger posiciones orbitales

La creación de ARSAT fue impulsada por el fracaso de la operación comercial de Nahuelsat que puso en riesgo la asignación de la UIT a la argentina en la posición de 81° Oeste en las bandas Ku y C por no invertir en un segundo satélite.

Esta situación no parecía poder volver a repetirse. El plan argentino con un horizonte de 20 años establece la ampliación de la flota de ARSAT de dos a seis satélites instruyendo al organismo responsable de la regulación de las telecomunicaciones a solicitar nuevas posiciones orbitales ante UIT para sustentar el crecimiento del operador. El desafío se encontraba en disponer de posiciones para los satélites y no, por el contrario, no tener satélites para las posiciones asignadas.

Actualmente la Argentina cuenta con las redes satelitales denominadas Nahuel-C, en la posición de 72° Oeste en las bandas Ku y Ku extendida con cobertura sobre todo el continente americano, PP-SAT-1 en la posición de 81° Oeste en las bandas C, Ku y Ku extendida con cobertura también sobre el continente americano y la red ARSAT-D, también ubicada en la posición de 81° Oeste en banda Ka. Esta red fue gestionada en los últimos años y puesta en servicio por UIT el 29 de septiembre de 2018 con fecha límite en el 12 de septiembre de 2019 para ubicar un satélite.

En marzo del año 2017 una nota del Subsecretario de Planeamiento del extinto Ministerio de Comunicaciones Hugo Miguel al Secretario Héctor Huici alertaba sobre la posible pérdida de derechos en la red ARSAT-D al no avanzar con la fabricación y puesta en órbita de un satélite:

“… la que se encuentra en un estado más crítico es la de la red de satélite ARSAT-D, en la posición orbital de 81° longitud Oeste, cuyo vencimiento opera en Septiembre de 2019. El riesgo de no colocar un satélite en servicio antes de la fecha indicada, es de perder la prioridad de uso y por lo tanto la referida posición orbital”, señalaba Hugo Miguel en la nota.

ARSAT no avanzó desde entonces con ARSAT-3 y, para no perder la posición orbital, tuvo que recurrir a alquilar un satélite de un tercer operador para colocarlo temporalmente en la órbita de 81° grados Oeste y así prolongar el plazo máximo de puesta en servicio de la red ARSAT-D. Para llevar adelante esta maniobra, ARSAT adquirió por 7 millones de euros el satélite ASTRA-1H del operador satelital SES.

ASTRA-1H es un satélite lanzado al Espacio en 1999 que no tiene la capacidad de brindar servicios comerciales y opera en lo que se denomina “órbita inclinada”. Es decir, el alquiler por tres meses de este satélite no permitía la venta de servicios sobre su capacidad. Su cometido fue simplemente posicionarse y transmitir en la banda de frecuencias Ka durante tres meses para que la UIT no le quite a la Argentina los derechos sobre la red ARSAT-D en los próximos tres años. Los 7 millones de euros no habrían sido necesarios de avanzar ARSAT con la misión ARSAT-3 tal como está establecido en el plan aprobado por Ley Nacional.

Según la información provista por la Jefatura de Gabinete de Ministros en el marco de su Informe 120 al Congreso de la Nación, ARSAT consultó a cinco operadores satelitales (SES, Viasat, Hughes, Hispasat e Intelsat) sobre la disponibilidad de un satélite con carga útil en banda Ka para proteger la red ARSAT-D (Anexo-II). El único operador que disponía de un satélite como el que requería ARSAT era SES.

La adquisición de ASTRA-1H fue un proceso de compra directa, sin otros precios de referencia, por un servicio de tres meses por un valor de 7 millones de euros. Esta situación es sin dudas controversial respecto a la transparencia de la compra. Para mencionar un ejemplo, en Argentina el operador de televisión satelital Directv obtuvo una autorización precaria para realizar una prueba piloto de banda ancha satelital en banda Ka sobre el satélite SpaceWay-2. Directv canceló esta prueba y dejó de brindar el servicio unos meses después de haber obtenido la autorización. Sin embargo, Directv no fue consultado. Eutelsat, Yahsat y Telesat son otros tres operadores con capacidad en banda Ka sobre el continente americano, ninguno de ellos fue consultado.

Nuevas posiciones en riesgo

La posible pérdida de la red ARSAT-D y la consecuente necesidad de ocuparla con un satélite alquilado para protegerla no es el único inconveniente que genera el incumplimiento del Plan aprobado por la Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital. Según el Informe 120 del Jefe de Gabinete de Ministros, la administración argentina se encuentra gestionando otras tres redes todas con cobertura sobre el continente americano, ante la Oficina de Radiocomunicaciones de la UIT:

  • Red de satélite ARSAT-F
    • Posición orbital: 91,5°W
    • Bandas de frecuencias: Ku y Ka
    • Fecha límite de puesta en servicio: 27 noviembre 2021
  • Red de satélite ARSAT-G
    • Posición orbital: 72°W
    • Bandas de frecuencias: Ka
    • Fecha límite de puesta en servicio: 27 noviembre 2021
  • Red de satélite ARSAT-H
    • Posición orbital: 38,5°W
    • Bandas de frecuencias: Ku y Ka
    • Fecha límite de puesta en servicio: 27 noviembre 2021
  • Red de satélite ARSAT-M
    • Posición orbital: 81°W
    • Banda de frecuencias: Ka
    • Fecha límite de puesta en servicio: 30 junio 2024

Estas redes no se encuentran en servicio como Nahuel-C, PP-SAT-1 y ARSAT-D, pero de no avanzar un proyecto concreto la Argentina también perderá la prioridad sobre estos recursos órbita/espectro.

La solicitud de las redes ARSAT-F, G y H se inició en el año 2014 cuando la política de estado de desarrollo satelital para comunicaciones impulsaba un operador satelital nacional con actividad incremental buscando ganar mercados en el país y en el exterior. En un contexto de retracción de la actividad de ARSAT, donde se desconoce y se incumple una Ley Nacional, la obtención de nuevas posiciones no tiene el mismo sentido y las gestiones podrían verse debilitadas.

Comprar caro y vender barato

Con la creación de ARSAT se inició la protección de la red PP-SAT-1 colocando distintos satélites arrendados para evitar que UIT quitara los derechos a la Argentina hasta que fue lanzado ARSAT-2 en 2015 y el satélite comenzó a brindar servicios comerciales. En la red Nahuel-C, donde operó Nahuelsat-1, se ubicó el satélite AMC-6 de SES para brindar servicios comerciales hasta el lanzamiento de ARSAT-1 en 2014.

La posición de 72° Oeste, a diferencia de la de 81° Oeste, estaba siendo explotada comercialmente antes de la puesta en órbita de los satélites fabricados por INVAP. Para disponer de una ocupación inicial mínima al entrar en servicio, ARSAT vendía servicios en Argentina y la región sobre capacidad de satélites alquilados en otras posiciones orbitales. La capacidad de los clientes de ARSAT Red Intercable Satelital (InTV), Claro y Telefónica en satélites alquilados fue migrada al ARSAT-2 una vez que el satélite llegó a su órbita ocupando más del 30% de su capacidad total.

En el año 2014 ARSAT tenía gastos mensuales por capacidad en satélites de otros operadores por aproximadamente 20 millones de pesos. Este monto se redujo al 25% en 2017 cayendo a 5 millones de pesos. Considerando que los contratos de capacidad satelital se celebran en dólares, la reducción del gasto es todavía aún mayor ya que la moneda nacional se devaluó significativamente en ese período.

Vender servicios sobre la capacidad de satélites de la competencia tiene sentido para ARSAT si es una actividad transitoria, como ocurrió con ARSAT-2 y la posición de 81° Oeste. Exceptuando este y otros posibles casos particulares, en la venta de capacidad sobre satélites de Intelsat, SES o cualquier otro operador, ARSAT podría ser un intermediario innecesario o simplemente la vía de entrada al mercado argentino de un satélite que no puede ser autorizado a operar en el país.

ARSAT-2 entró en servicio a principios de 2016 y, si bien su comercialización representaba un desafío, la empresa logró vender la mayor parte de su capacidad, principalmente celebrando una serie de contratos con operadores satelitales globales por la capacidad en banda Ku con cobertura en América del Norte.

Precios Capacidad Satelital – Nota ARSAT 126/2018

Según la Nota ARSAT 126/2018 del 7 de mayo mediante la cual la empresa responde a los Diputados Nacionales Adrián Grana y Rodrigo Rodríguez las consultas realizadas en el marco de la ley 27.275 de Derecho de Acceso a la Información Pública, la empresa vendió una importante cantidad de capacidad sobre ARSAT-2 en Banda Ku sobre América del norte a los operadores Eutelsat y SES  por valores mensuales que van entre los 1.170 USD/Mhz hasta los 1650 USD/Mhz.

La venta de 576Mhz en banda Ku sobre ARSAT-2, casi la totalidad de la disponible sobre el satélite, genera ingresos a la empresa por USD547 mil mensuales equivalentes a USD6,5 millones al año o 5,8 millones de euros, el 82% de los que se pagó por tres meses del ASTRA-1H en órbita inclinada.

En el Informe 120 del Jefe de Gabinete de Ministros al Congreso de la Nación, se informa que actualmente ARSAT un grado de ocupación del 92% en la capacidad en banda Ku de ARSAT-1 y del 100% en la misma frecuencia de ARSAT-2. Esto implica la totalidad de la capacidad en banda Ku en la flota ya que hay capacidad que se comercializa para usos ocasionales o es necesaria para realizar movimientos de clientes sobre los satélites. Por otro lado, el mismo informe señala que ARSAT adquiere capacidad en banda Ku sobre los satélites del operador Intelsat IS-23 y G-28 en banda Ku con el siguiente detalle

  • IS-23
    • 32,5 MHz, USD 58.500/mes, 1800 USD/Mhz
    • 34,0 MHz, USD 156.600/mes, 4.605 USD/Mhz
  • G-28
    • 54 MHz, USD 98.600/mes, 1.826 USD/Mhz

Al tener agotada la capacidad en banda Ku, ARSAT debe arrendar a otro operador capacidad por USD313.700, que representan el 57% de los ingresos obtenidos por vender la capacidad en banda Ku sobre América del Norte.

Queda en evidencia que ARSAT podría avanzar en un nuevo proyecto satelital con carga útil en banda Ku ya que posee una base de capacidad previamente comercializada solamente en esta frecuencia. La diferencia en los precios de venta y compra de capacidad a otros operadores es notable. ARSAT le compra, en promedio, capacidad en dólares por Mhz a Intelsat por un valor casi 30% superior al que la empresa le vente a Eutelsat y SES.

El contrato por 34 Mhz a USD156.600 mensuales, a un valor de USD4.605 por Mhz, sobre el IS-23 tiene precios claramente fuera de mercado, aspecto que debería analizarse con mayor profundidad en caso de no representar un error en el informe de Jefatura de Gabinete de Ministros.

El 19 de junio de 2019 la Secretaría de Gobierno de Modernización emitió la Resolución 1103/2019 mediante la cual se autorizó a ARSAT a brindar servicios en banda Ka sobre el satélite Telstar-19 VANTAGE del operador canadiense Telesat. La autorización se realizó como una mejora al Sistema Satelital Argentino, es decir, solamente ARSAT como operador satelital nacional puede comercializar servicios sobre este satélite. La capacidad satelital incorporada es equivalente a 1.500 Mhz en banda Ka.

La autorización de la capacidad en banda Ka del Telstar-19 VANTAGE como mejora al Sistema Satelital Argentino, el mismo año en el que se había planificado lanzar ARSAT-3, es una manifestación elocuente del abandono de una política de estado exitosa de desarrollo tecnológico soberano. ARSAT, en lugar de estar operando servicios en banda Ka en una posición orbital asignada a la Argentina con un satélite fabricado en la provincia de Río Negro por INVAP, compra capacidad satelital un operador canadiense de un satélite fabricado en los Estados Unidos ubicado en un posición orbital asignada a Brasil.

La capacidad en banda Ka del Telstar-19 VANTAGE sobre Sudamérica es adquirida por Hughes Networks Systems, subsidiaria de EchoStar, empresa norteamericana que ofrece en los Estados Unidos y en distintos países de la región el servicio de banda ancha satelital. En los Estados Unidos Hughes basa su oferta de servicios en satélites propios, mientras que en la región adquirió capacidad en banda Ka a los operadores Eutelsat (Eutelsat-65W, lanzado en 2016) y Telesat (Telstar-19 VANTAGE, lanzado en 2018). Hughes tiene planificado el lanzamiento de Júputer-3 (EchoStar-24), un potente satélite con cobertura en el continente americano y 500Gbps de capacidad en banda Ka, para el año 2021.

ARSAT, en lugar de acelerar sus planes y disputar el mercado nacional, e incluso regional, con la competencia internacional, suspende sus proyectos satelitales y lo ayuda a comercializar sus servicios. En el Informe 120 del Jefe de Gabinete de Ministros no se menciona que ARSAT tenga contratada capacidad sobre Telstar-19 VANTAGE a pesar de que ya habría antenas instaladas con servicios sobre este satélite. Por el momento se desconoce cuál es el costo que tuvo para la empresa estatal adquirir capacidad de alto rendimiento en banda Ka, así como los servicios que piensa ofrecer sobre esta y quiénes serán sus destinatarios.

Intento de privatización de ARSAT y silencio total

En julio de 2017 se conoció, a través de una investigación periodística, un acuerdo entre ARSAT y Hughes creando una nueva empresa controlada por la norteamericana, para fabricar y lanzar ARSAT-3 con el objetivo de brindar sobre territorio argentino banda ancha satelital en banda Ka HTS.

La nueva empresa, denominada de forma genérica Newco, iba a tener un 51% de sus acciones en manos de Hughes y un 49%, o menos, en manos de ARSAT. El satélite se debía ubicar en una posición orbital asignada por UIT a la Argentina y tanto el Gateway como las estaciones remotas serían provistas por Hughes. Las controversias que pudieran surgir del acuerdo debían resolverse en tribunales en los Estados Unidos.

Este acuerdo entraba en clara colisión con el artículo 10 de la Ley 27.208 que establece:

“Cualquier acto o acción que limite, altere, suprima o modifique el destino, disponibilidad, titularidad, dominio o naturaleza de los recursos esenciales y de los recursos asociados de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y de las Telecomunicaciones, definidos en la ley 27.078 ‘Argentina Digital’, que pertenezcan o sean asignados a la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales Sociedad Anónima ARSAT, requerirá autorización expresa del Honorable Congreso de la Nación.”

Tras una serie de declaraciones públicas de las autoridades de ARSAT e incluso del propio Presidente Macri defendiendo los términos del acuerdo con Hughes, ARSAT no volvió a mencionar el tema y no hubo nuevos anuncios al respecto. El acuerdo no se habría terminado de realizar.

Más allá de su flagrante ilegalidad, el acuerdo entre ARSAT y Hughes era una injustificada e innecesaria cesión del negocio satelital de la empresa estatal a la norteamericana. Tal vez este acuerdo representaba la única alternativa para que el tercer satélite de comunicaciones que iba a fabricar INVAP obtuviera el financiamiento necesario ya que ARSAT no contaba con la autorización política para avanzar en su construcción con fondos propios y crédito del sistema financiero.

Según la Ley 27.208, ARSAT-3 y el resto de satélites programados en el Plan a 20 años no deben obtener los fondos para su financiamiento del Tesoro Nacional, sino a través de los propios ingresos de la compañía y créditos solicitados por ARSAT.

Apertura de cielos y falsa reciprocidad

Desde el 10 de diciembre de 2015 cuando asumió el gobierno la Alianza Cambiemos, la política satelital de comunicaciones, al igual que otros sectores de la economía, comenzó a transitar un proceso de apertura y liberalización. En los siguientes tres años se autorizó a brindar servicios en el país a 23 satélites de bandera extranjera de los operadores Eutelsat, Hispasat, SES, Intelsat y Telesat o de sus subsidiarias en la región (Hispamar, Eutelsat Américas).

Estas autorizaciones se realizaron enmarcadas en el Reglamento de Gestión y Servicios Satelitales aprobado mediante la resolución 3609 del año 1999 de la ex Secretaría de Comunicaciones de la Nación. Este Reglamento, que establece un régimen denominado de exclusividad y competencia, busca proteger al operador nacional al mismo que tiempo que garantizar la oferta de servicios competitivos sobre el territorio argentino.

El Reglamento establece en su artículo 22 que debe existir un Acuerdo de Reciprocidad con los países notificantes ante la UIT de sistemas satelitales cuyos operadores pretendan proveer facilidades satelitales en la República Argentina. Además, en el artículo 24 se determina que:

El Acuerdo de Reciprocidad deberá garantizar que las condiciones para la provisión de servicios y facilidades satelitales sean idénticas para los operadores y prestadores de ambos países, de manera tal de garantizar que exista reciprocidad de tratamiento para con los operadores de los Satélites notificados por la Administración Argentina en el territorio de la administración notificante de satélites no argentinos en condiciones de ofrecer facilidades en el territorio nacional por imperio tales acuerdos.

Argentina cuenta con acuerdos de reciprocidad con los Estados Unidos, Canadá, Brasil, México, España y los Países Bajos. Ni en Países Bajos, donde tiene su sede el operador SES, ni en España, donde se radica Hispasat, los satélites argentinos tienen capacidad de brindar servicios. En estos dos casos el concepto de acuerdo de reciprocidad pierde directamente su fundamento. Sin embargo, de en caso de ampliar ARSAT su cobertura, los satélite Argentinos podrían obtener autorizaciones con el mismo tratamiento mediante el cual obtuvieron sus permisos los satélites de SES e Hispasat. Estando el Acuerdo de Reciprocidad firmado, dejando de lado su escaso sentido para la Argentina, no serían legalmente cuestionables las autorizaciones tramitadas. Distintas iniciativas, que no lograron prosperar, buscaron reformular el marco normativo que establece los criterios para autorización de satélites en Argentina.

Uno de los aspectos más controversiales de las autorizaciones otorgadas entre los años 2016 y 2019 a satélites de bandera extranjera es el incumplimiento en la reciprocidad en el trato en aquellos países donde los satélites de ARSAT tienen la capacidad de brindar servicios. ARSAT-2, cuya pisada es continental, se encuentra autorizado a brindar servicios en Uruguay, Paraguay, los Estados Unidos, Canadá y en la Comunidad Andina.

Desde diciembre de 2015 se autorizaron cinco satélites cuya administración notificante ante UIT es Brasil: Amazonas-2, Amazonas-3 y Amazonas-5 de Hispamar, subsidiaria de Hispasat, SES-14 de SES y Telstar-14R de Telesat. También se autorizaron cuatro satélites cuya administración notificante ante UIT es México: Eutelsat-113 West A, Eutelsat-115 West B, Eutelsat-117 West A y Eutelsat-117 West-B, todos de Eutelsat Américas, subsidiaria del operador satelital francés Eutelsat. Sin embargo, ARSAT-2 no fue autorizado ni en Brasil ni en México, por lo cual no se cumplen las condiciones idénticas en el tratamiento que establece el artículo 24 del Reglamento de Gestión y Servicio Satelital. Sin embargo, el Ministerio de Modernización y el extinto Ministerio de Comunicaciones autorizaron nueve satélites de estas administraciones.

INVAP al mejor postor: GSATCOM

Gracias a la creación por Ley de ARSAT en el año 2006 INVAP logró, tras ocho años de dedicado trabajo junto a la ingeniería de ARSAT y alrededor de USD600 millones de inversión, colocar a la Argentina entre el reducido grupo de países con la capacidad de diseñar y fabricar satélites de comunicaciones geoestacionarios.

No cabe duda que quedaba un largo camino para estar al menos cerca de dominar la tecnología al nivel de empresas como Airbus, Maxar o Boeing con una extensa trayectoria y una elevada cantidad de proyectos realizados y en curso. Pero Argentina estaba en carrera y el excelente desempeño de los dos satélites lanzados al Espacio agregaba un impulso adicional.

Sumado a los logros tecnológicos alcanzados, una ley nacional consolidaba el desarrollo satelital de comunicaciones como una Política de Estado.

La suspensión de ARSAT-3 durante más de tres años empujó a INVAP a buscar una alternativa para no desmantelar sus capacidades en la materia. La empresa turca estatal TAI (Turkish Aerospace Industries), dependiente de las Fuerzas Armadas de Turquía, se constituyó en la opción a la medida de la situación de INVAP.

Con algunos proyectos espaciales exitosos y una amplia experiencia aeronáutica, TAI se encuentra en plena construcción del satélite geoestacionario de comunicaciones Turksat-6A y desarrollando una nueva plataforma liviana y flexible. La empresa contaba con la capacidad de financiar una plataforma como la que INVAP debía realizar en el marco del Plan Satelital Geoestacionario 2015-2035 de ARSAT. Ambas empresas tenían un objetivo similar, INVAP la capacidad de ingeniería y TAI el financiamiento. De esta forma vio la luz GSATCOM, joint venture entre INVAP y TAI que tiene como meta el diseño y fabricación de satélites de telecomunicaciones geoestacionarios de nueva generación. GSATCOM buscará desarrollar satélites de 2 mil kilogramos, más livianos que los ARSAT de 3 mil kilogramos, y con 7 Kw de potencia, más del doble que los 3 Kw disponibles en ARSAT-1 y ARSAT-2. Entre otras mejoras, la plataforma de GSATCOM tendrá propulsión eléctrica completa, una tecnología que se plantea desarrollar en el Plan aprobado por la Ley 27.208.

Volver al mundo

Dos leyes nacionales, USD600 millones de inversión y ocho años de trabajo posicionaron a la Argentina a través de ARSAT e INVAP en las comunicaciones satelitales. La ampliación de la flota del operador nacional, la mejora tecnológica de la plataforma ARSAT-3K, la incursión en servicios HTS en banda Ka y la explotación de la banda C para video se presentaban como los principales desafíos a futuro.

Sin embargo, la actualidad encuentra a la Argentina en una situación completamente disímil. La posible pérdida de la red ARSAT-D y la adquisición apresurada de un satélite en órbita inclinada, el arriendo de capacidad en satélites de terceros operadores por falta de capacidad sobre satélites argentinos, la autorización de satélites de bandera extranjera sin respetar la reciprocidad y la asociación forzada de INVAP en el extranjero para mantener la actividad del segmento espacial de comunicaciones, son la agenda del presente. Esto, además, llevó a algunos de los ingenieros más destacados de ARSAT a emigrar buscando mejores perspectivas en Skyloom, Thales Alenia Space y GMV, entre otros destinos. El incumplimiento deliberado del marco normativo también es un elemento que deberá analizarse con profundidad y readecuarse para poder darle la necesaria previsibilidad a un sector de la actividad económica con alto valor agregado como lo es la industria espacial.

Argentina deberá en el corto plazo decidir cuál es el lugar que quiere ocupar en el mundo en la actividad espacial: Disponer de infraestructura espacial propia y tecnología soberana buscando disputar mercados tanto en la oferta de servicios satelitales como en la provisión de sistemas espaciales o resignarse a ser un consumidor pasivo de la oferta internacional de servicios.

Guillermo Rus

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